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Actualizado: 17 de mayo de 2025
Su sobrino el piadoso chantre D. Fernando Ruiz de Aguayo la mejoró, y trasladó á ella los cuerpos de su madre y hermanas que yacian en la capilla de las Once mil Vírgenes, dotando en febrero de 1460 doce memorias por las ánimas de su tio, de sus padres y hermanos, que se habian de cumplir sobre la sepultura de dicho señor obispo.
¡Brindo dijo a la salud de los recién casados, a la de toda la honrada compañía y por el descanso de las ánimas benditas! ¡Bravo!, bebamos, y viva la Mancha, que da vino en lugar de agua. A ti te toca, Ramón Pérez; echa una copla, y no guardes tu voz para mejor ocasión. Ramón cantó: Para bien a la novia le rindo y traigo. Pero al novio no puedo, sino envidiarlo.
Porque sería profanar un día que la Iglesia consagra a las ánimas benditas: la prueba es que unos pescadores que fueron a pescar tal día como pasado mañana, cuando fueron a sacar las redes, se alegraron al sentir que pesaban mucho; pero en lugar de pescado, no había dentro más que calaveras. ¿No es verdad lo que digo, hermano Gabriel? ¡Por supuesto!
Pero pa entonces, yo quiero saber quién es el guapo que saca las ánimas del Purgatorio... Ya, ya se pudrirán allá las señoras almas, sin que la cristiandad se acuerde de ellas, porque... a mí que no me digan: el rezo de los ricos, con la barriga bien llena y las carnes bien abrigadas, no vale... por Dios vivo que no vale».
Ciertamente dijo Manuel , no hay cosa más justa que pedir a Dios por los difuntos; y yo me acuerdo de un cofrade de las ánimas, que estaba una vez pidiendo por ellas a la puerta de una capilla y diciendo a gritos: «El que eche una peseta en esta bandeja, saca un alma del Purgatorio.» Pasó un chusco y, habiendo echado la peseta, preguntó: «Diga usted, hermano, ¿cree usted que ya está el alma fuera?» «Qué duda tiene», repuso el hermano. «Pues entonces dijo el otro , recojo mi peseta, que no será tan boba ella que se vuelva a entrar.»
Mi abuela había dejado un caserío en Izarte, sobre las dunas de la playa de las Ánimas. Este caserío se llamaba Bisusalde. Bisusalde correspondía a mi madre, y estaba alquilado a un inglés. No sabía mi madre el contrato que mi abuela había hecho con él; y como se acercaba Año Nuevo, quería averiguarlo para cobrar la renta.
Solo la iglesia conserva en sus archivos una partida de defunción; la campana un triste eco en la noche de todas las ánimas; la tierra un poco más de lodo, y el enterrador unos trozos de leña, restos de los descarnados brazos de una tosca cruz que carcomió y desunió la inclemencia del tiempo. Paseo á caballo. El cocal de las Angustias. La ermita. La esquila del santuario.
Fué hombre casi sin igual en el celo de ampliar el conocimiento de Dios y reducir almas á la santa fe, digno verdaderamente de ser contado entre aquellos que tradiderunt animas suas pro nómine Dómini Iesu Christi.
Sobre la encrucijada de dos caminos aldeanos, un campo de yerba humilde salpicada de manzanilla, donde hay un retablo de ánimas entre cuatro cipreses. Es paraje en que hacen huelgo los caminantes, y rezan las viejas, anochecido. Don Rosendo, Don Mauro y Don Gonzalito, descansan al pie de los cipreses, con los caballos del diestro.
era el estribillo con que el sacristán de la parroquia de San Marcelo pedía limosna para las benditas ánimas del purgatorio, a lo cual contestaba siempre algún chusco completando la redondilla: que se queme en hora buena, que yo me voy a mi casa.
Palabra del Dia
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