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Actualizado: 29 de julio de 2025
Allí estuvieron hasta ver el recibimiento i acogida que habian tenido sus hermanos los que caminaron á Fez; porque era voz i fama pública que habian sido robados i maltratados por los piratas en el mar i por los árabes campesinos en el Africa.
Acaso no sea superfluo decir algunas palabras acerca de la instrucción de nuestro poeta. No es difícil, sin duda, encontrar en sus obras tantos anacronismos y errores geográficos como en las del gran poeta británico. En La virgen del Sagrario, dice un obispo del siglo VII: Africa, América y Asia, Son las tres de que no tengo Necesidad: Herodoto Las describe con su ingenio.
¡Qué bien opinan los franceses, cuando dicen que pasados los Pirineos empieza el África! decía entre tanto a media voz Eloísa a Polo. Desde que ellos ocupan parte del litoral repuso este ya no lo dicen; sería hacernos demasiado favor. Eloísa sofocó una carcajada en su diminuto pañuelo guarnecido de encaje.
Pero hay otras coloradas; leo: Argel, pabellón colorado con calavera y huesos; Túnez, pabellón colorado; Mogol, ídem; Turquía, pabellón colorado con creciente; Marruecos, Japón, colorado con la cuchilla exterminadora; Siam, Surate, etc., lo mismo. Recuerdo que los viajeros que intentan penetrar en el interior del Africa se proveen de paño colorado para agasajar a los príncipes negros.
Hoy mismo se ven pueblos en el Africa que cuentan así: uno, dos, tres, muchos; es decir que, en cuatro principia para ellas lo incontable.
II, cap. Es de observar cómo en las expediciones y armadas del siglo XVI, lo mismo en África que en América ú Oceanía, cualquiera que fueran el objeto, el término y las dificultades, iban mujeres españolas decididas á compartir los trabajos del soldado, sin aspiración á la gloria que pudiera caberle.
Diego Deza, consigna, que, no fué bastante á curarlo de la enfermedad de gota que lo aquejaba el colocar sus pies sobre los lomos de un león que sus deudos hicieron traer de Africa, lo cual vió por sus propios ojos el ilustre historiador sevillano.
Contados eran los faros en Europa; en Africa sólo existía el del Cabo; en Asia había tres: los de Bombay, Calcuta y Madrás, y ni uno solo en el espacio inmenso de la América del Sur. Desde entonces acá, todas las naciones han seguido imitando á la Francia. Poco á poco se hace la luz.
Para colmo de amargura, no tardó en sentirse seguida del anciano Gerif, quien receloso de alguna resolución peligrosa, pues ya conocía cuán a disgusto de María era el emprender la fuga al Africa, no apartaba los ojos de ella. Por lo mismo, así como ella salió por los jardines, no iba Gerif lejos de sus huellas.
Así como los cisnes del estanque reciben sus emolumentos para despertar en los indígenas ideas bucólicas y sentimientos pastoriles, las alimañas de la Casa de fieras han venido adrede de los desiertos de África para infundir en la clase de tropa la ferocidad que suele perder en el trato íntimo de criadas y costureras.
Palabra del Dia
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