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Laissez-moi pleurer, ma peine est amère, Laissez-moi gémir et veiller, ma mère, Les pleurs me sont doux". Y al recordar los versos que seguían, la escena descripta se destacó vivamente en la penumbra de su ensueño: "La mère repose et Christine pleure, Immobile auprès de l'âtre noirci. Au long tintement de la douzième heure, Un doigt léger frappe

Tiemble al contacto de la forma pura dándole abrigo, la feliz arena, muera yo luégo, y del sepulcro frio repose al lado. La tarde muere; la sombra se extiende por todas partes, y con el dia concluyen los gorjeos de las aves.

Déjela usted que se repose. No me la inquiete. Seamos buenos amigos, mejores amigos que nunca; pero nada más. Hoy menos que nunca puedo yo resignarme a no ser más que buen amigo de usted. Esa necesidad de reposo que usted me dice que siente me parece fingida. Cuando el cuerpo, que es mortal, está brioso y floreciente ¿cómo quiere usted que crea yo que el alma está fatigada?

Y con aquello algún tanto consolado, tornando a cerrar, me volví a mis pajas, en las cuales reposé y dormí un poco, lo cual yo hacía mal, y echábalo al no comer; y ansí sería, porque cierto en aquel tiempo no me debían de quitar el sueño los cuidados del rey de Francia.

22 Que se alegran sobremanera, y se gozan cuando hallan el sepulcro. 23 Al hombre que no sabe por donde vaya, y que Dios lo encerró. 24 Porque antes que mi pan, viene mi suspiro; y mis gemidos corren como aguas. 25 Porque el temor que me espantaba me ha venido, y me ha acontecido lo que temía. 26 Nunca tuve paz, nunca me aseguré, ni nunca me reposé; y me vino turbación.

Venía volada por la calle, y él detrás, detrás. ¡Qué asiduidad! ¡Qué perseverancia! ¡Ay! Déjenme ustedes que repose y tome aliento. Aquella criatura facunda y versátil, especie de andrógino reseco y sin incentivo, vivía en la Rúa Ruera, y se llamaba Felicita Quemada.

O a veces, cuando está trabajando cosas de números, o poniendo un libro sueco en español, la ve venir, venir despacio, como en una nube, y se le sienta al lado, le quita la pluma, para que repose un poco, le da un beso en la frente, le tira de la barba rubia, le esconde el tintero: es sueño no más, no más que sueño, como esos que se tienen sin dormir, en que ve uno vestidos muy bonitos, o un caballo vivo de cola muy larga, o un cochecito con cuatro chivos blancos, o una sortija con la piedra azul: sueño es no más, pero dice el padre que es como si lo hubiera visto, y que después tiene más fuerza y escribe mejor.

Y con aquello algún tanto consolado, tornando a cerrar, me volví a mis pajas, en las cuales reposé y dormí un poco. Lo cual yo hacía mal, y echábalo al no comer. Y ansí sería, porque cierto en aquel tiempo no me debían de quitar el sueño los cuidados de el rey de Francia.

En la parte superior de la puerta de bronce, se leen estas palabras: «Deseo que mi polvo repose cerca de los bordes del Sena, en medio de ese pueblo francés, que yo he amado tantoEstas palabras son del mismo Napoleon. La puerta se abre, y penetramos en un vestíbulo que encierra los sepulcros de Bertrand y Duroc. Luego pasamos á la sepultura de Bonaparte.