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Penetra, en virtud de la observación más perspicaz, en lo más íntimo del alma de sus personajes, para descubrir en ella la causa de sus debilidades y de sus virtudes; las espía, por decirlo así, en las variaciones más secretas de la vida de su espíritu, y presenta al espectador, con tanto esmero como prolijidad, sus observaciones psicológicas.

Es claro que al hablar del pensamiento y del sujeto pensante, no podemos desentendernos de la experiencia, pues que nos es imposible prescindir de la base de todas las investigaciones psicológicas, yo pienso, cuya proposicion expresa un hecho de conciencia, un acto de experiencia interna; pero con esta experiencia se combina la idea de unidad en general, es decir de la exclusion de la distincion y multiplicidad en el acto del pensamiento y en el sujeto pensante.

Luego hay un instinto que por solo nos asegura de la verdad de una proposicion, á cuya demostracion llega difícilmente la filosofía mas recóndita. Es uno de los hechos mas constantes y fundamentales de las ciencias ideológicas y psicológicas, la multiplicidad de actos y facultades de nuestra alma, á pesar de su simplicidad atestiguada por la unidad de conciencia.

Como quiera que sea, dejando a un lado estas investigaciones psicológicas que no tengo derecho a hacer, pues no conozco a Pepita Jiménez, es lo cierto que ella vivió en santa paz con el viejo durante tres años; que el viejo parecía más feliz que nunca; que ella le cuidaba y regalaba con un esmero admirable, y que en su última y penosa enfermedad le atendió y veló con infatigable y tierno afecto, hasta que el viejo murió en sus brazos dejándola heredera de una gran fortuna.

Ambos se miraron en un instante, instante muy largo, durante el cual se creyeron envueltos en la irradiación de una atmósfera de luz, calor y vida. Al dejar de contemplarse, fuese que el esplendor del ocaso es breve y se extingue luego, fuese por otras causas íntimas y psicológicas, imaginaron que sentían un hálito frío y que empezaba a anochecer. Oyose la palabra ronca de Borrén el inaguantable.

La que es linda no necesita pintarse, pues nada añade la pintura a su lindeza, antes la deforma y destruye. La que es fea, o poco agraciada, no conseguirá con inanes y fútiles ingredientes químicos aquella hermosura que le fué negada por la Naturaleza. Esta tendencia de la mujer al afeite es muy remota y tiene raíces psicológicas o instintivas difíciles de descubrir.

Si estamos precisados á juzgarnos idénticos, si esto nos lo dice la conciencia, ¿podremos negar ni poner en duda esta identidad, si no queremos faltar al hecho fundamental de todas las investigaciones psicológicas, y por consiguiente caer en el mas completo escepticismo?

Aquí se ofrecen todas las cuestiones ideológicas y psicológicas que han ocupado á los metafísicos mas eminentes. Pero como quiera que no es mi ánimo adelantar discusiones que pertenecen á otro lugar, me limitaré al punto de vista indicado por la cuestion que examino sobre la certeza y su principio fundamental.

Temíamos que la forma autobiográfica y subjetiva, la forma de Memorias, perjudicase al fácil caudal de un ingenio tan exterior y tan objetivo y tan poco amigo de reconditeces psicológicas.

«El yo no es sino lo que él se pone, es infinito, es decir se pone infinito.... La psicología parte de un hecho fundamental: el testimonio de la conciencia. El espíritu humano no puede pensar sin hallarse á propio; el punto de partida de sus investigaciones psicológicas es la proposicion, yo pienso: en ella se encuentra la identidad de que nos habla Fichte: el yo es el yo.