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De aquí es, que con la razon todo se prueba y todo se impugna; y á veces un hombre que tiene evidentemente la verdad de su parte, se halla precisado á encastillarse en las convicciones, y resistir con las armas del buen sentido y cordura á los ataques de un sofista que se abre paso por todas las hendiduras, y se escurre al traves de lo mas sólido y compacto como filtrándose por los poros.

No; escucha al adversario que impugna su obra magna, su testamento político, ese «bill de Irlanda» con él que ha querido contrarrestar el torrente enriquecido por tres siglos de dolores y amarguras, el bill con que quiere modificar en un día un régimen petrificado ya, como el generoso Turgot quería modificar el antiguo régimen en Francia, con sus «asambleas provinciales»... De pronto, un estremecimiento agita su cuerpo; levanta la cabeza, mira a todos lados, y al fin, inclina el cuerpo, para ponerse rápidamente de pie, así que el impugnador haya concluido.

Los espíritus no se satisfacen con solas impugnaciones: desean una doctrina que sustituya á lo impugnado: quien impugna niega; y el entendimiento no se contenta con negaciones, ha menester afirmaciones, porque no puede vivir sin la verdad positiva.

ALFONSO DE CASTRO es otro Español, que con el motivo de tratar de las heregías, impugna toda suerte de errores, aun los de los sectarios presentes, que como he dicho son antiguos, con muy apreciables fundamentos. Estos dos Escritores se diferencian en el modo de escribir de esta manera.

Antes bien, aplaudiré al poeta como poeta, si impugna con primor y con brío lo que yo crea más santo, aunque yo, pongo por caso, como católico, considere que él, como impío, acabará, en castigo de sus bien rimadas blasfemias, por arder eternamente en lo más profundo del infierno. Así me sucede con el Himno á Satanás, de Carducci.

Reyles, aunque en mi sentir no lo impugna. Lo que yo niego es que deba haber modas y que las modas tengan que venir de París; pero ¿cómo he de negar yo que el sentir, el pensar y el imaginar de cada período histórico sean diferentes y que se refleje en las obras de imaginación esta diferencia?

Para la demostración de esta verdad, que presupone en Cervantes un valer originalísimo, el señor Icaza examina y juzga todas sus novelas; refiere cuanto los críticos han dicho de ellas desde sus contemporáneos hasta hoy; impugna los ligeros juicios de Huet, de Florián y de otros; prueba la carencia de fundamento de las acusaciones de plagio lanzadas por Estala y Bosarte, y manifiesta el influjo poderoso que han ejercido las novelas de Cervantes en nuestro teatro español, en el extranjero y en la misma novela, que harto descuidada entre nosotros durante cerca de dos siglos, floreció y dio muy sazonados frutos en Francia, en Inglaterra y en otros países, de donde volvió a España muy acrecentada en riqueza, pero sin que deba olvidarse el origen tan español que tiene.