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El maestro ha terminado de fijar la hoja en la empuñadura con grandes precauciones, cuando suena la campanilla de la puerta de entrada. El maestro sale a abrir e introduce a dos caballeros: uno es el señor Bill Sharp, su antiguo discípulo; otro es un joven muy pálido, muy alto, muy rubio y que no parece estar muy tranquilo.

Este método incluye la traducción de los sitios web a varios idiomas y la promoción activa de estos sitios. Bill Dunlap destaca en diciembre de 1998: "Hay muy pocas personas en los Estados Unidos que se interesan por comunicar en varios idiomas. Mucha gente sigue pensando que el mundo entero habla inglés.

Esto era el "antiguo régimen", que en Inglaterra, emancipada del centralismo romano y papal, sin necesidad de ejército para su defensa exterior y sin los peligros que entraña para la libertad, como dice Fiske, existía ya muy atenuado, que por entonces lo fue aún más con la revolución de 1688, el bill de derechos y el de la tolerancia, y que en la actualidad sólo subsiste en el orden espiritual, porque el hombre es, naturalmente, más progresivo en lo que concierne al estómago, que en lo que concierne a la cabeza, porque los apetitos de orden inferior no pueden ser satisfechos con alimentos ficticios como los de orden superior; porque la libertad de pensar es inoficiosa para los que no saben pensar, y es odiosa a los que están inhabilitados para disfrutarla por una opción paternal previa que la excluye o la hace innecesaria, hasta el punto de que todo creyente, budhista, católico, ortodoxo, brahmanista, protestante o mahometano se sienta contento y feliz de las creencias a que está aclimatado, y que por esto supone son las mejores, y como la fuerza de toda creencia tradicional descansa sobre el argumento hotentote: "lo creyeron nuestros padres", aumenta o disminuye, por lo tanto, con el número de los adherentes, que sienten una valorización de sus creencias en la aceptación que de ellas hagan los otros y una desvalorización en el repudio.

Así me parece contestó Federico brevemente. ¿Está la yegua aquí? Bill y Jaime la tienen ya en el pinar. Pues que la guarden un momento. Volviose y entró otra vez cautelosamente en la casa. Guiado por la débil luz de la vela que se corría y del amortiguado fuego, observó que la puerta del cuartito estaba abierta y se fue hacia ella de puntillas.

No; escucha al adversario que impugna su obra magna, su testamento político, ese «bill de Irlanda» con él que ha querido contrarrestar el torrente enriquecido por tres siglos de dolores y amarguras, el bill con que quiere modificar en un día un régimen petrificado ya, como el generoso Turgot quería modificar el antiguo régimen en Francia, con sus «asambleas provinciales»... De pronto, un estremecimiento agita su cuerpo; levanta la cabeza, mira a todos lados, y al fin, inclina el cuerpo, para ponerse rápidamente de pie, así que el impugnador haya concluido.

Bill añade en julio de 1999: "Cuando la página principal de un sitio web está disponible en varios idiomas, el siguiente paso es el desarrollo del contenido en cada idioma. Un webmaster notará cuáles de los idiomas atraen a más visitantes y por lo tanto generan más ventas.

¡Maldita sea mi estampa! dijo Bill, retirándose despechado. Rehecho de la primera impresión, el juez se adelantó y volvimos a enderezar aquel misterioso invertebrado en su posición primitiva.

Pero es de advertir que este fenómeno se verificará dirigiendo la atencion de la inteligencia en un sentido contrario al de las pasiones, lo que se obtiene trasladándola por un momento al órden de ideas que tendrá, cuando no esté bajo un influjo apasionado; pues que si por el contrario la inteligencia se dirige á favorecer la pasion, entónces esta se fomenta mas y mas con el auxilio; y lo que pudiese perder en energía, por decirlo así, puramente orgánica, lo recobra en energía moral, en la mayor abundancia de recursos para alcanzar el objeto, y en esa especie de bill de indemnidad con que se cree libre de acusaciones, cuando ve que el entendimiento léjos de combatirla la apoya.

Vamos. ¿Es usted sordo? ¡De todas maneras no será mudo!; ¿no es verdad? Yuba-Bill sacudió por el hombro aquella figura inmóvil. Con gran sobresalto por parte nuestra, cuando Bill quitó la mano de encima del venerable forastero, éste fue encogiéndose hasta quedar reducido a la mitad de su tamaño y convertirse en un lío informe de trapos viejos.

Todos pudimos observar la cara de un hombre envejecido y prematuramente arrugado, con grandes ojos en que se mostraba la solemnidad característica del búho. Los grandes ojos erraron desde la cara de Yuba-Bill hasta la linterna y acabaron por fijar sus inconscientes miradas en aquel objeto deslumbrador. Bill estaba ciego de coraje.