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Entonces diremos: todo acabó; nadie se encarga de nada... Que cada cual salga por donde pueda. Fúndese una sociedad nueva entre el estruendo de los palos. ¿Qué tal? , señores, el comunismo no muere sino ahogado en un océano de negaciones. Luego se unirán el interés y la fuerza para crear el nuevo derecho».

Cuando le parecía al buen tendero que iba demasiado lejos en sus negaciones, para ocultar el miedo, se ponía de pie, copa en mano, y decía solemnemente: En último caso, si me equivoco, si blasfemo... toda la responsabilidad caiga sobre ese pillo... sobre ese rapavelas... ¡sobre ese maldito don Fermín!...

Pero las negaciones no siempre son verdaderamente tales, aunque así lo indiquen las palabras: porque, si aquello que se niega es una negacion, el resultado es una afirmacion. Por esto suele decirse que dos negaciones afirman.

Dos grandes pasiones animaban su vida: la revolución y los toros; una revolución vaga y tremenda que había de venir, no dejando en Europa nada de lo existente; un republicanismo anarquista que no se tomaba la pena de explicar, y sólo era claro en sus negaciones exterminadoras.

La falta de pruebas que había, el enojo del Conde cuando empezaron a embromarle con doña Beatriz, sus negaciones rotundas y el respeto y consideración ceremoniosa con que trataba en público a aquella mujer, todo ello sirvió sólo para que se pasmasen los amigos del maravilloso disimulo, de la hidalga prudencia y del noble sigilo de aquel dichoso mortal.

Cuando alguno salía garante de una virtud, la Marquesa, sin separar los ojos de sus caricaturas, movía la cabeza de un lado a otro y murmuraba entre dientes postizos, como si rumiase negaciones. A veces pronunciaba claramente: A con esas... que soy tambor de marina. No era tambor, pero quería dar a entender que había sido más fiel a las costumbres de la Regencia que a sus muebles.

Esta hermandad, que debió establecerse en fecha posterior á la que señala Bermejo y Carballo en sus Glorias religiosas de Sevilla, hallábase instalada en la parroquia de San Miguel, cuando solicitó en 1628 permiso del Ayuntamiento para celebrar una corrida de toros en la Plaza del Duque, como se desprende de este documento, hasta ahora inédito, cuyo original existe en el Archivo municipal: «Don Pedro Morel Alcalde de la cofradía nuevamente instituida Dolor de las tres negaciones de san Pedro sita en la parroquial de san Miguel desta Ciudad digo que los hermanos de ella tenemos obligacion de hacer en cada año una fiesta en el tiempo que determinaremos á nuestro padre san Pedro y por ser esta la primera quisieramos hacerla más suntuosa corriendo unos toros sueltos en la plaza intitulada barrio del Duque.

Cuando digo Dios no es extenso; niego de él una realidad que es la extension. Cuando digo Dios no es el universo; niego de él una realidad que es el universo. Luego las proposiciones negativas aplicadas á Dios, no niegan solas negaciones, sino realidades.

La cofradía de las Negaciones duró hasta el siglo XVIII, y Matute consigna en sus Anales esta noticia en el año 1720 y que creo complementa el presente apunte: «El cabildo eclesiástico extendió sus deseos á la reforma de algunos abusos en las procesiones de penitencia que hacían estación en la Semana Santa y negó licencia para que saliese á la hermandad y cofradía de los estudiantes bajo la advocación de las Negaciones y Lágrimas de San Pedro.

Aquellos libracos, que había leído con avidez para hacerse todo lo sabio posible, a fin de preparar la educación del hijo, le habían producido, en suma, una indigestión intelectual de negaciones. No era creyente... ni dejaba de serlo. Había cosas en la Biblia que no se podían tragar.