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Yo estaria conforme con estas prácticas, cuando una conquista civilizadora hubiera rescatado al mozo del cautiverio en que lo tiene la conciencia de este mismo pueblo; cuando de la matrícula social se hubiera borrado la palabra degradante garçon; pero la palabra garçon está escrita aquí, tiene aquí su esfera propia, constante, determinada: la palabra garçon lleva en el pensamiento de una raza ilota, menos ilota que la de Esparta; ilota, hasta donde puede consentirlo la civilizacion de nuestros dias; pero ilota, sierva.

Que este enemigo se llamara sudra en la India, hebreo en Egipto, hierodul en Capadocia, esclavo en Grecia y Roma, ilota en Esparta, siervo ó hereje en la edad media, poco importa: la filosofía de la historia es la misma.

Satan sin duda con un beso ardiente Selló tu rostro en la hora de tu parto. Y al contemplarte mísero gusano En medio de una gloria colosal Dijiste : «Ya no pondré mi mano, «Adonde alcance con su pié triunfal:» Y envidiando el laurel de la derrota, Y de los libres la postrera gloria, Fuiste á vender cual miserable ilota, Los hijos de la patria y la memoria.

Y hoy que en los aires la tormenta zumba, ¡no salga ni un quejido de su tumba al verte, oh pueblo, nuevamente ilota! 30 Diciembre 1898. Patriota: en los tiempos de ingratos estudios y audaces locuras, y dulces visiones de rostros fugaces con rezos y risas en labios de ingenuo carmín, hermético fuiste al amor y su gaya conquista.

Amparo que solía empujar a Chinto, y no por vía de halago, bien lo sabe Dios, sino de pura rabia que le tuvo siempre. Si pudiese leer en el alma del paisano, adivinar cómo le hervía la sangre al acercarse a ella, le hubiera cobrado asco amén del odio inveterado ya. Para Amparo, hija de las calles de Marineda, ciudadana hasta la médula de los huesos, Chinto era un ilota.

El pastoreo proporciona las mismas ventajas, y la función inhumana del ilota antiguo la desempeña el ganado. La procreación espontánea forma y acrece indefinidamente la fortuna; la mano del hombre está por demás; su trabajo, su inteligencia, su tiempo, no son necesarios para la conservación y aumento de los medios de vivir.

Virgen de la Malasia, ramo de flores que argentan con su espuma los roncos mares: tuyos son mis suspiros y mis amores, tuyo el ritmo tembloso de mis cantares. Ya está tu sien radiante libre de abrojos; ya, como ayer, no arrastras veste de ilota, y ya el alba soñada brilla en tus ojos, y tu clámide limpia de manchas flota.