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¡Pero, por Dios, hija mía!... Tu vocación no la han hecho sino el desaliento y la desesperación... Arrastras aquí, al lado de tu falsa bienhechora, una existencia odiosa, sin esperanza probable de mejora... pero, ¿y si yo te trajera no sólo esa esperanza sino la certeza de un porvenir más dulce, más digno... un porvenir dichoso, en fin...? ¡Vamos! óyeme, escúchame... ya te he dicho que estoy encargada de una misiva para ti... ¿Quieres hacerme el favor de escucharme, repito?

Después hubo de todo: súplicas, amenazas, lloros; pero ella se mantenía inflexible, con una sonrisa que daba miedo, negándose a continuar los amoríos. ¡Ah, las mujeres!... , hijo mío decía Fermín. Unas arrastrás. Aunque se trate de mi hermana, no hago excepción. Por eso tomo yo de ellas lo que necesito y rehuyo el trato... ¿Pero qué excusa te daba Mariquita?...

-Mira, Sancho -respondió don Quijote-: yo traigo los refranes a propósito, y vienen cuando los digo como anillo en el dedo; pero tráeslos tan por los cabellos, que los arrastras, y no los guías; y si no me acuerdo mal, otra vez te he dicho que los refranes son sentencias breves, sacadas de la experiencia y especulación de nuestros antiguos sabios; y el refrán que no viene a propósito, antes es disparate que sentencia.

Ahí tiene usté a mis primas las Alcaparronas, unas pindongas, que son la eshonra de la familia, y las grandísimas arrastrás tienen las onzas a puñaos, y coches, y los papeles jablan de ellas: y la pobresita Mari-Crú, que era mejó que el trigo, se muere, endimpués de una vida de trabajo. El gitano gemía, mirando al cielo, como si protestase de esta injusticia.

Bien, pues, por lo pronto te mando que tomes las dos puntas de esta sábana y que tires hacia allá con fuerza... ¡No tanto, hombre, que me arrastras!... ¡Basta, basta!

¡Malos peces vos coman, arrastrás! ¿No veis á esa probe mujer que vos ascucha? gruñó el viejo pescador, interponiéndose entre las dos mujeres y señalando á la viuda. ¡Ayyy! suspiró ésta al oirlo, limpiándose los ojos con las greñas. ¿Falta dinero? Pus hacervos la cuenta de que se lo tragó la tierra, y en paz.... Vengan esos cuartos añadió el viejo en tono brusco.

Yo desprecio su sentencia, y en tus caricias y en tu amor soñando, sólo que me arrastras en pos tuyo, sólo que eres bella y que te amo. Nacida bajo el sol de Andalucía, bella, jóven, discreta... ¡Dios mio! ¡Cuántas cosas te diria si fuese yo poeta! Y áun sin serlo, mirándome en tus ojos, de inspiracion venero, á Byron y Petrarca diera enojos... si estuviera soltero.

Virgen de la Malasia, ramo de flores que argentan con su espuma los roncos mares: tuyos son mis suspiros y mis amores, tuyo el ritmo tembloso de mis cantares. Ya está tu sien radiante libre de abrojos; ya, como ayer, no arrastras veste de ilota, y ya el alba soñada brilla en tus ojos, y tu clámide limpia de manchas flota.