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17 pero no tienen raíz en , antes son temporales, que levantándose la tribulación o la persecución por causa de la Palabra, luego se escandalizan. 18 Y éstos son los que son sembrados entre espinas: los que oyen la palabra; 22 Porque no hay nada oculto que no haya de ser manifestado, ni secreto que no haya de venir en descubierto. 23 Si alguno tiene oídos para oír, oiga.

Porque las cosas, los hechos y las ideas no nos chocan o escandalizan en la medida en que sean monstruosas, sino en la proporción en que salgan de lo ordinario; dejan de chocarnos cuando son o se vuelven ordinarios, como ocurre con la idea del pecado original y del juicio final, con el diablo, el purgatorio y el infierno, como ocurría con la incineración de las viudas en la India, antes de la dominación inglesa, como ocurre con el eunuquismo en los países musulmanes, con las maffias y las camorras en el sur de Italia, con las corridas de toros en España y con los linchamientos en Norte América.

Además el mayor crimen que podía haber en la Regenta, y no creía ella que a tanto llegase, era seguir la corriente. «En Madrid y en el extranjero, esto es el pan nuestro de cada día; pero en Vetusta fingen que se escandalizan de ciertas libertades de la moda, las mismas que se las toman de tapadillo, entre sustos y miedos, sin gracia, del modo cursi como aquí se hace todo. ¡Pero qué se puede esperar de unas mujeres que no se bañan, ni usan las esponjas más que para lavar a los bebés!». Obdulia, cuando hablaba con algún forastero, desahogaba su desprecio describiendo la hipocresía anticuada y la suciedad de las mujeres de Vetusta.

Mi piel no sabe ya lo que es ruborizarse, ni mis oídos se escandalizan por una palabra más o menos fina. Ya me pueden llamar perra judía; lo mismo que si me llamaran la perla de Oriente; todo me suena igual... No veo más que mi objeto, y me voy derechita a él sin hacer caso de nada. Esto me da tantos ánimos que me atrevo con todo. Lo mismo le pido al Rey que al último de los obreros.

Llamo causa de Dios a la que en estos momentos representa el rey legítimo y católico en torno del cual se agrupan todos los que se escandalizan de ver perseguida la religión y vejados sus ministros, los que lloran al leer las infames blasfemias proferidas en el Congreso y repetidas diariamente por los periódicos, los que no quieren ver entronizada la impiedad en España, la tierra católica por excelencia, favorecida siempre por Dios con una sola fe y un solo culto.

Esta apología dice así: «Se ha suscitado la cuestión de si escandalizan los frailes que asisten á la representación de las comedias. Parécemelo, sin duda, siempre que veo hábitos de religiosos en los teatros, confundidos con el público.