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Las autoridades no consideraron necesario averiguar más, clasificando el hecho como una simple pelea entre refugiados. El servicio de aprovisionamiento de las tropas de Oriente hizo navegar á Ferragut en los meses sucesivos formando parte de un convoy. Un despacho cifrado le llamaba unas veces á Marsella, otras á un puerto atlántico: Saint-Nazaire, Quiberón ó Brest.

De esta manera se encomienda á la memoria lo que no admite sombra de duda, y queda luego desembarazado el lector para andar clasificando lo que no llega á tan alto grado de certeza, ó es solamente probable, ó tiene muchos visos de falso.

No dejo de comprender que, así los príncipes como los ministros, están abrumados de solicitudes a su alrededor, y que no pueden dirigir sus miradas hasta el fondo de las provincias para ir escogiendo y clasificando los talentos jóvenes y desconocidos. Es preciso resignarse al olvido.

Cuando tuvo una gran cantidad, las fué clasificando en montoncitos por orden alfabético: como podría decir un cajista, distribuyéndolas, y cuando las tuvo distribuídas, reparó en que no tenía con qué pegarlas sobre el papel. No importa dijo , aprovecharé el tiempo: escribiré lo que he de copiar con esas letras.

Clasificando estaba unas chapas de cobre, cuando asomó Pipa la cabeza dentro de la tienda. ¿Qué traes , pillete? le interrogó, mirándole por encima de las gafas. Esto contestó lacónicamente Pipa, depositando el género sobre una mesa. El mercader de estopas y de cobre lo miró un instante como para evaluarlo, y sacó del bolsillo, con mano torpe y perezosa, media peseta que dió al raquero.

Y así fue clasificando las cartas que ponía reunidas por procedencias hasta que, terminada esta operación previa, tomó todas las de Clota que eran las más y procurando descifrar la fecha en el sello del correo que inutiliza la estampilla perdió un buen rato en ponerlas por orden. ¡Cuántas cartas!... ¡qué barbaridad!

Con mucho ménos trabajo saliéramos airosos del empeño si hubiésemos leido los autores de que se trata: quizas no disertaríamos con tanto aparato de erudicion y crítica; pero juzgaríamos con harto mas acierto. «El giro del pensamiento, diríamos, el estilo, el lenguaje revelan un escritor de tal época; este trozo es apócrifo, aquí se descubre la mano de tal otro tiempo;» y así andaríamos clasificando sin temor de equivocarnos, por mas que no pudiésemos hacernos comprender bien de aquellos que como nosotros, no conociesen de vista á aquellos personajes.

Léanse con reflexion los escritos á que aludimos, despójeselos de algunas palabras altisonantes y enigmáticas, y no se encontrará en ellos nada que no dijeran á su modo Lucrecio y Voltaire. Y bien ¿á qué se reduce esa espontaneidad, esa inspiracion de que tanto se nos habla? Fijemos las ideas, consignando y clasificando los hechos.