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Es en su línea, y prescindiendo de su estilo, la primer sillería de España por el primor de su talla en medallones, estátuas y demas escultura. Contribuyeron á costearla el obispo Cebrian, y su testamentaría despues, con 417091 reales; el cabildo con 60000; la fábrica con 276796; el arcediano Recalde con 120000; la obra pia del Sr. Mardones con 40000.

Estimulado el cabildo de Córdoba con los ejemplos de la caridad insigne de su obispo Cebrian, á las muchas limosnas individuales unió las colectivas, formó un acervo comun de varias distribuciones que le pertenecian y de algunas obras pias de su patronato, y habiendo así reunido un copioso depósito, acabadas las vísperas de los santos patronos niños Acisclo y Victoria, vistió en la catedral hasta 1000 niños, la mitad de cada sexo, dedicándolos á estos santos.

Cristóbal Santiago Ortiz, Valdés, Sánchez, Pedro Cebrián, Melchor de León, Porras, Santander, Miguel Ramírez, Cristóbal, Cintor, Jerónimo López, Juana de Villalba, Micaela de Luján, Ana Muñoz, Jerónima de Burgos, Polonia Pérez, María de los Angeles y María de Morales.

El único que no fumaba era un cura, de piel lechosa, nariz colgante, ojos tiernos y postura de feto, todo encogido. Este cura, don Cebrián Chapaprieta, era quien decía la misa particular para la duquesa y sus criados. Mi padre estaba magnífico. Si un forastero entra de pronto en el salón, dice a la primera ojeada: aquí hay una gran señora y un gran señor. El gran señor, mi padre, naturalmente.

D. JUAN CEBRIAN, Maestro en Teología, Canónigo de la Santa Iglesia metropolitana de Zaragoza, después de la mitad del siglo XV; fue muy erudito y virtuoso, escribió algunas observaciones y notas eclesiásticas y una Memoria geológica sobre los alrededores de Teruel.

D. Juan Cebrian, natural de Perales, pueblo de la provincia de Teruel; su familia noble es conocida con el título del Condado de Fuenclara: entró religioso mercenario en el convento del Olivar donde profesó solemnemente y cultivó su talento en los estudios literarios, logrando todos los grados del Orden hasta el Magisterio general de la misma electo en Toledo en 1617.

Los dos vandoleras, de Lope de Vega. Olvidar para vivir, de Miguel Bermúdez. El hijo por engaño y Toma de Toledo, de Lope. La locura cuerda, de Juan de Silva Correa. Los Médicis de Florencia, de D. Diego Enciso: representóla Cebrián. El burlador de Sevilla, de Tirso: representóla Roque de Figueroa. Marina la porquera, del bachiller Andrés Martín Carmona.