United States or French Guiana ? Vote for the TOP Country of the Week !


Una mañana en que había llegado a la comisaría, y me disponía a salir con el tercio en que formaba, para ir a hacer mi monótono servicio de bocacalle, allí frente al almacén de doña Petrona, en la esquina de Luján 25 y Defensa donde puede decirse que no tenía más misión que proteger los intereses de los comerciantes ambulantes contra las travesuras de los estudiantes de medicina y de derecho que, avecindados en aquel barrio, lo constituían casi en una mitad que el oficial escribiente gritaba en medio del patio desmantelado, donde los ebrios recogidos en la noche anterior comenzaban a desperezarse, acostados en los rincones, teniendo por almohada las baldosas: ¡Agente Carrizo!..., ¡vaya al despacho del comisario!

Ya no era el paria, el desheredado, el caballo patrio que cualquiera ensilla y nadie cuida: era el cabo Fabio Carrizo, el principio de aquel sargento 14, que en 1880 recibía su baja absoluta, después de diez años de servicios prestados dondequiera que hubiese flameado la vieja bandera, jurada allá en la cuesta de una loma en marcha para San Luis. ¡Aquel batallón fue mi hogar y fue mi escuela!

Su primer libro, Memorias de un vigilante , vio la luz bajo el pseudónimo de Fabio Carrizo; le siguieron Viaje al país de los matreros y En el mar austral . En el tercer aniversario de su muerte se reunieron sus cuentos, publicados en la revista Caras y Caretas, bajo el titulo Cuentos de Fray Mocho . Otros no han sido publicados en libro y aparecerán con el título Salero Criollo.

6 Y se alejarán los ríos; se agotarán y secarán las corrientes de los fosos; la caña y el carrizo serán destruidos. 7 Las verduras de junto al río, de junto a la ribera del río, y toda sementera del río, se secarán, se perderán, y no serán. 8 Los pescadores también se entristecerán; y harán duelo todos los que echan anzuelo en el río; y desfallecerán los que extienden red sobre las aguas.

Los verdugos se armaron con rajas de leña, y Ramiro advirtió que el hierro de una alabarda acababa de alzarse todo rojo de sangre. Sin embargo, un labriego logró llegar hasta la morisca y asestarla un garrotazo en el hombro; una vieja la hincó por la espalda la hoja de una tijera atada a un carrizo; un dardo, venido quién sabe de dónde, se le clavó en el costado.