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Actualizado: 12 de junio de 2025
Y avanzaba por la plataforma inmediata á los altos hornos, saltando los arroyos de metal en ebullición. Cada vez que pasaba por encima de una de las zanjas, una bocanada de fuego subía por sus piernas hasta la cruz de los pantalones. ¡Por fin!... Aquí se respira dijo el doctor al descender de la meseta donde sangraba el mineral, poniendo los pies en tierra firme.
Dedicose entonces éste a la explotación de cuarzo; después a moler este mineral, luego a la hidráulica y a abrir zanjas, y finalmente, por grados progresivos, a guardar un establecimiento de bebidas. Luego se cuchicheó que Smith bebía mucho; pronto se supo que Smith era un borracho habitual, y después la gente, según acostumbra, pensó que jamás había sido nada bueno.
Abriéronse las zanjas y en el día 9 de Febrero de 1798, a las tres en punto de su tarde se colocó la primera piedra entre una concurrencia numerosísima de lo mas selecto de la ciudad convidada al efecto: la colocación de esta piedra fue en el ángulo derecho saliendo de la casa a la parte de O: finalizó la obra a principios del presente siglo: hasta el año 1821 hubo una fábrica de paños bastante acreditada; hoy hay algunos telares de lienzo, alpargatería y varios se dedican también a trabajar esparto: está situada en las afueras de la ciudad, a la izquierda del río Turia y de la carretera de Zaragoza.
Se hicieron los asientos, alcantarillas y terraplenes, levantándose los pretiles de las zanjas, se pusieron los pilares para el riego, desagüe completo de árboles de esta Alameda, todo por dirección de los señores Asistentes, siendo diputado el señor don Gregorio de Fuentes y Veralt, veinticuatro del Ilmo. Cabildo cuya obra costeó de los propios y arbitrios y se acabó el año de 1765.»
El marquesito se entusiasmó en la busca y corría de un lado a otro, saltando las zanjas y los arroyos, trepaba por las escarpas y se pinchaba en los setos, fatigándose por traer alguna florecita rara y vistosa. No se moleste más, Nanín, ya tengo bastantes dijo Clara. Nanín era el diminutivo de Fernando, con que nombraban cariñosamente al joven marqués la familia y los amigos íntimos.
Á medida que á ella me aproximaba, iba desconociendo más y más el terreno, hallándole descarnado en muchos sitios, revuelto en otros, poblado de trabajadores y cruzado por zanjas, trainwais y túneles á cada instante.
Tenía el país mucho carácter: eran las Vascongadas, rudas y hermosas. Por todas partes dominaban el camino amenazantes alturas, coronadas de recias casamatas o fuertes castillos recientemente construidos allí para señorear aquellos indomables cerros. En los flancos de la montaña se distinguían anchas zanjas de trincheras o líneas de reductos, como cicatrices en un rostro de veterano.
Bajose rápidamente Artegui, y tomando con nervioso vigor a Lucía en sus brazos, dio a correr sin mirar por dónde, saltando zanjas, atravesando barbechos, pisando apios y coles, hasta llegar, azotado por la lluvia, perseguido por el trueno que se acercaba, a la carretera.
Muy vivificante debía ser este aire, pues nos repuso en nuestras antiguas figuras humanas. Ya no podíamos más de fatiga. Para mejor, a cada instante se hundía el piso bajo nuestras plantas... Caíamos bruscamente y surgíamos de nuevo, como si nuestro camino fuese cruzado por innumerables zanjas invisibles.
Su antigua naturaleza afirmábase de nuevo en su descendencia. Licurgo huroneaba a deshora en la alacena, y Arístides venía de la escuela a casa sin zapatos, dejando tan importantes artículos en el umbral para tener el placer de hacer un viaje por el légamo de las zanjas a pies desnudos. Octavia y Casandra eran descuidadas en sus vestidos.
Palabra del Dia
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