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Actualizado: 17 de junio de 2025


La impiedad precoz de D. Fadrique vino á fundarse en razones y en discursos con el andar del tiempo y con la lectura de los malos libros que en aquella época se publicaban en Francia. El carácter burlón y regocijado de D. Fadrique se avenía mal con la misantropía tétrica de Rousseau. Voltaire, en cambio, le encantaba. Sus obras más impías parecíanle eco de su alma.

Lo distingue, como al Yungas, un sabor incomparable, aunque no tiene el perfume sin igual del Moca. Creo que una mezcla de tres partes de Guaduas y una de Moca haría una bebida capaz de estremecer al viejo Voltaire en su tumba. Otra particularidad del valle son las cañas que le han dado el nombre. Algunas alcanzan a muchos metros de altura, con un diámetro de 20 a 25 centímetros.

Pues, según leyes sicofisiológicas conocidas, el órgano que se ejercita se desarrolla, y alguna parte de esto o la aptitud para reproducirlo, se transmite, también, grosso modo, a la descendencia, por manera que, una vez así levantado por los hombres superiores y los medianos de una época el nivel moral o intelectual de la subsiguiente, los de ésta, emergiendo para su respectiva carrera desde una plataforma o base más alta, llegan más lejos con el mismo caudal o impulso, que es lo que explica el hecho notorio de que los hombres medianos y los superiores de Francia, por ejemplo, tomados en conjunto, valgan muchas veces más que los de España, en la misma pretendida raza latina, o los de la Argentina que tuvo un Rivadavia, un Mitre y un Sarmiento, mucho más que los de Bolivia, que ha tenido muchos obispos y ningún educador, en la misma América del Sud y del Papa; lo que explica que un Voltaire, un Michelet, un Renan, un Taine, un France, siendo un hecho natural en Francia, serían un caso prodigioso en España, absolutamente imposible en Marruecos.

Venga usted acá, viborezno libre-pensador, Voltaire de monterilla, Lutero con cascabeles; según ese disparatado modo de pensar que usa vuecencia, también se podrá asegurar lo que dice el vulgo de los préstamos del Magistral al veinte por ciento. Non capisco respondió el ex-alcalde, que sabía italiano de óperas.

No exceptúo ni á Bossuet, ni á Fenelon, ni á Condillac, ni á Bordaloue, ni al severo y tajante Rousseau. No hablo de un hombre muy extraordinario y muy célebre; un hombre que ha logrado más fama que todo un pueblo; no hablo de Voltaire.

Sus funciones en el palacio del primer príncipe de la sangre, atraían a su alrededor muchos personajes célebres de la época. El mismo Voltaire, durante su triunfal y último viaje a París, hizo una visita de atención a los jóvenes príncipes.

Derramo la vista por Europa y no veo en la pintura y en la poesía más que escenas lúgubres y prosaicas, no escucho sino acentos de muerte. De las estepas de la Rusia llegan delirios místicos que entusiasman al pueblo de Molière, de Rabelais y de Voltaire.

Fueron: el señor Foja, ex-alcalde, Paco Vegallana y Joaquín Orgaz. Los recibió el señor Guimarán en su despacho, lleno de periódicos y bustos de yeso, baratos, que representaban bien o mal a Voltaire, Rousseau, Dante, Francklin y Torcuato Tasso, por el orden de colocación sobre la cornisa de los estantes, llenos de libros viejos.

No hay duda ninguna de que todos los buenos escritores, cuyas obras forman la aurora del hermoso día del reinado de Luis XIV, estudiaron á los castellanos, siguiendo su escuela, y sólo á ellos. Voltaire, Benserade, etc., eran, por decirlo así, más españoles que franceses.

Llegado a sargento, se casó con la hija de un escribano, llamado Sandoz, educado en las ideas de los enciclopedistas y libre de todo prejuicio religioso. He vivido muchos años, sin conocer a Dios más que por los escritos de D'Alembert y de Diderot y, después, por los de Rousseau y Voltaire.

Palabra del Dia

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