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Actualizado: 28 de julio de 2025


Nunca fuimos ricos; teníamos lo necesario para pasar la vida; pero todo se fué acabando poco a poco; aquello era lo último que nos quedaba. En verdad que la tal casita no valía gran cosa; sin embargo, no había en Villaverde otra mejor. Ninguna más amplia, ni más alegre, ni mas cómoda.

Acerqué el caballo a la puerta principal. ¡Cómo me río ahora de aquellas timideces mías! Cerca de la hacienda, al descubrir el caserío a través de las arboledas, me sentí tentado de volverme a Villaverde, y desde allí escribir cuatro letras, dar las gracias al señor Fernández, y renunciar al destino.

De manos de mi tía, hábiles por extremo, salían todos los ramilletes que adornaban las iglesias de Villaverde. Flores de mil clases y colores. Unas, fantásticas, de papel dorado y plateado; otras, las más bellas, tan propias y bien dispuestas, que, a cierta distancia, nadie las distinguiría de las naturales.

Pero no escarmienta, y sigue disparatando a su gusto en esa «Voz de Villaverde» que no es voz ni cosa que lo valga, sino un papelucho asqueroso, indigno de una ciudad que, como la muestra, es patria de tantos hombros ilustres, como el General de la Vega, y mi respetable y siempre respetado maestro el ilustrísimo Sr. D. Pablo Ortiz y Santa Cruz, ¡Obispo «in pártibus» de Malvaria!

Iba a contestarme cuando apareció al fin de la calle mi señor don Juan. Vióle la rubia y dió el grito de alarma: ¡Ahí viene papá! Y las muchachas echaron a correr. Despidióse el año, como suele despedirse en Villaverde y en la vecina Pluviosilla, con nieblas y brumas.

Estoy contenta; , porque de algo a nada... ¡algo es algo! mereces más, mucho mas. ¡No es justo que trabajes así, todo el santo día, por tan poco dinero! Pero, ¡qué quieres! Así es todo en Villaverde. Digámoslo claro: todos quieren que los demás les sirvan de balde.

7 La adúltera penitente, de tres ingenios. 8 El Job de las mujeres, de D. Juan de Matos. 9 El valiente justiciero, de D. Agustín Moreto. 10 La razón busca venganza, de D. Manuel Morchón. 11 Gravedad en Villaverde, del Dr. Juan Pérez de Montalbán. 12 El Rey Enrique el Enfermo, de seis ingenios. 1 La vida de San Alejo, de D. Agustín Moreto. 2 El ermitaño Galán, de D. Juan de Zavaleta.

Confieso que en aquellos momentos me faltó el valor. ¿Qué haría el inexperto escolar, apenas salido del colegio, convertido en jefe de familia? Respondía de su diligencia, de su abnegación; pero no fiaba en sus aptitudes. Le alentaba saber que en Villaverde todos le conocían; que allí, de tiempo atrás, todos los suyos merecieron consideraciones de los más conspicuos villaverdinos.

Traducida del italiano por Cristóbal de Castro. La mujer y el amor. Traducida del italiano por Pedro Pedraza. HUMPHRY WARD. Roberto Elsmere. Traducida del inglés por F. Villaverde. CARLOS PEGUY. Obras escogidas. VALERY LARBAUD. Fermina Márquez. Traducida del francés por Enrique Díez-Canedo. ISRAEL ZANGWILL. Los hijos del Ghetto. Traducida del inglés por Vicente Vera.

Ahora más que nunca necesitan de . ¿De qué sirve ir a verlas de cuando en cuandoTraspasó, malbarató el «changarro», lió el petate, y se vino a Villaverde. En Pluviosilla hubiera estado mejor y habría medrado fácilmente, pero como su objeto era vivir cerca de mis tías no vaciló en trasladarse a la budística ciudad.

Palabra del Dia

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