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Actualizado: 2 de junio de 2025


Tanta gente iba con el Duque que a más de otros señores principales, llevaba en su compañía tapicero, repostero de camas, boticarios, ugier de vianda y oficial de frutería .

16 Porque quebrantó las puertas de bronce, y desmenuzó los cerrojos de hierro. 18 su alma abominó toda vianda; y llegaron hasta las puertas de la muerte. 19 Mas clamaron al SE

Os lo agradezco dijo Montiño haciéndose el sueco , pero es la hora de preparar la vianda para su majestad; porque yo, si no lo sabéis, amigo, soy cocinero mayor del rey. Ya lo sabía, y, por lo tanto, aunque faltéis á vuestra cocina, conmigo os vendréis mal que os pese. ¿Y si no quiero ir? Pediré favor á la Inquisición y os llevaré atado. ¡Atado! ¡un hidalgo! vos os habéis equivocado.

2 y todos en Moisés fueron bautizados en la nube y en el mar; 3 y todos comieron la misma vianda espiritual; 4 y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la Piedra espiritual que los seguía, y la Piedra era el Cristo. 5 Mas de muchos de ellos no se agradó Dios; por lo cual quedaron postrados en el desierto.

El fogón de la nave era llamado «la isla de las ollas» por su gran número, pues cada grupo cuidaba de la suya. Y cuando llegaba la hora de la comida, los mismos pajes que acababan de tender para los marineros un mantel en el suelo, con platos de madera, daban a gritos la señal. Tabla, tabla, señor capitán, piloto, maestre y buena compaña. Tabla puesta, vianda presta.

¡Ah! ¡os envía mi hermano el arcipreste! perdonad, perdonad otra vez; estos pajes... ¡eh! ¡dejad ahí esas fuentes; son de la tercera vianda, venid para acá! pero señor, ¿qué hacen esos veedores? ahora tocan las empanadas de liebre, los platillos á la tudesca y las truchas fritas.

Y no se engañaba en esto tampoco el cojo soldado, pues saltando quien cabalgaba en el rucio, así le decía, entregándole algo de vianda y algunos otros regalillos, que para entretenimiento de los dientes le sacó de los serones que adornaban al rucio; regalillos que bien pudieran despertar el paladar de un penitente, no que de hombre tan apetitoso como el soldado.

Venid, venid acá, sobrino dijo ya con menos tiesura, llevándole á un aposentillo situado cerca de la repostería, en el que se encerraron. He servido ya la segunda vianda, y hasta que sea necesario servir la tercera pasará un buen espacio.

Palabra del Dia

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