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Actualizado: 6 de noviembre de 2025


Es menester para mi eterno reposo que ella me perdone por haber convertido en veneno el bálsamo y su afecto inocente en incentivo vicioso; por haber alimentado con la purísima luz de sus ojos este fuego del infierno que me abrasa y que mancha lo limpio de su imagen que llevo grabada en el alma. A pesar tuyo, Dios mío, a pesar tuyo y en contra tuya, la llevo grabada con rasgos indelebles.

Ni hay que dudar, que el tono de la voz, el ayre del semblante, la risa natural, el trato amable, y á veces las lagrimillas de las mugeres, son un dulce veneno que ocasiona mil estragos en los poco advertidos, que no conocen que aquellas cosas en mismas son de muy poco valor, y solo son estimables quando van acompañadas de la virtud y de la razon.

Pues una mujer sin ternura ¿qué es sino un vaso de carne, aunque lo hubiese moldeado Cellini, repleto de veneno? Así, en un día, dejan de amar los hombres a la mujer a quien quisieron entrañablemente, cuando un acto claro e inesperado les revela que en aquella alma no existen la dulzura y superioridad con que la invistió su fantasía. Estará enferma Lucía.

¡Bah! murmuró al cabo de algunos momentos si cien veces me viera en ese caso, cien veces haría lo mismo. Hay cosas fatales. Llevo a esa mujer en la sangre como un veneno, y sólo puede salir con la última gota. Estuvo otro rato pensativo. El agua del mar que le había bañado, y la del cielo que sin cesar caía, le enfriaron hasta los huesos. La mañana se presentaba sucia, cenicienta.

Desplegaban por millares las ortigas de mar sus hilos urticantes, proyectando un veneno que aturdía á la víctima y la hacía caer en su corola, boca y ano al mismo tiempo. De una voracidad sin límites, se apoderaban, fijas en su roca, de pescados más grandes que ellas, y al presentir un peligro se encogían de tal modo, que era difícil verlas.

Habría ganado la batalla si hubiese tenido el sol a la espalda. Por otra parte le quedaba Antiocus; y después de Prusias traidor, el veneno. Nada está perdido para un hombre en tanto que no ha dicho su última palabra. Llevaba en la mano, abierta ya, una carta de París que hacía pocos minutos había recibido.

Era imposible dudar que, por mucha que fuese la eficacia dolorosa de un punzante y secreto remordimiento, un veneno mucho más mortífero le había sido administrado por la misma mano que pretendía curarle.

Ahora te da por desacreditarme después de haber estado más de veinte años comiendo mi pan. ¡Pero si te conozco, zurrón de veneno; si eso que has dicho nadie te lo va a creer: ni arriba ni abajo! El demonio está contigo, y maldita eres entre todas las brujas y esperpentos que hay en el cielo... digo, en el infierno

Inmediatamente Elena, que había pasado los primeros años de su vida en aquella farmacia y la conocía tan bien como su primo, se dirigió con presteza a la trastienda, abrió la cordialera, buscó el tarro del curare y sacando del pecho un frasquito que llevaba echó en él unos pedazos de este veneno. Después lo guardó de nuevo y se sentó a esperar tranquilamente a su primo. No tardó en llegar.

Así es la lengua entre nuestros miembros que contamina todo el cuerpo, e inflama el curso de nuestro naturaleza, y es inflamada del infierno. 7 Porque toda naturaleza de bestias fieras, y de aves, y de serpientes, y de seres del mar, se doma, y es domada por el ser humano; 8 pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, y está llena de veneno mortal.

Palabra del Dia

vengado

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