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Actualizado: 24 de julio de 2025


Su amiga de usted está por conquistar. ¡Qué ideas tiene! Por cierto que yo le voy a traer al Padre Nones. Tenemos que darle una limpia buena. En fin, me retiro, que con estas tonterías se me va la mañana». Se levantó, y Fortunata le tiró del vestido para hacerla sentar otra vez. «Una duda me queda, señora. Sáqueme de ella». Veamos esa duda... otro despropósito. ¡Ay, qué cabeza!

Deseando ella cortar la entrevista, fingió ceder, y dirigiéndose hacia el sitio donde el coche la esperaba, echó a andar diciendo: Bueno..., ahora déjame..., procuraré que nos veamos, cuando pueda ser..., pero mismo te persuadirás de que no debemos..., sería indigno de nosotros...; por piedad, déjame marchar, que es tarde.

Con algun trabajo sin embargo puede el pensamiento entresacar y reunir muy preciosos fragmentos del interesante período del siglo XIII al XVI, y formar con ellos un pequeño museo fantástico de la arquitectura religiosa y monástica en Córdoba. Veamos, lector amigo, de agruparlos brevemente haciendo abstraccion de las edificaciones insignificantes en que estan perdidos.

Siendo pues ansí, que las armas requieren espíritu, como las letras, veamos ahora cuál de los dos espíritus, el del letrado o el del guerrero, trabaja más. Y esto se vendrá a conocer por el fin y paradero a que cada uno se encamina, porque aquella intención se ha de estimar en más que tiene por objeto más noble fin.

, Roger de Clinton, estás en camino de ser una brillante lanza si Dios te protege. Sigue haciendo méritos y conquistando lauros. Pero basta de este asunto, que volveremos á tratar cuando veamos otra vez las costas de Inglaterra. Nos hallamos en situación gravísima é importa salir de ella cuanto antes.

Córdoba no sabe que existe en la tierra otra cosa que Córdoba; ha oído, es verdad, decir que Buenos Aires está por ahí; pero si lo cree, lo que no sucede siempre, pregunta: «¿Tiene Universidad? Pero será de ayer. Veamos: ¿cuántos conventos tiene? ¿Tiene paseo como éste? Entonces eso no es nada...»

La excitación febril del tío Manolillo asustó á Dorotea, la asustó por don Juan; comprendió que debía engañar al bufón. Veamos qué hubiérais vos hecho mejor, qué he debido yo hacer. Oye: el hambre pasa cuando se satisface, pero cuando no, se irrita; el que muere de hambre... el que muere de hambre, no niega nada al que le ofrece un pedazo de pan.

¡Una gran fortuna cuando cumpla los veinticinco años, y nació el día de San Marcos del año de...! veamos: le quedan pocos meses para cumplirlos; ¡ah! ¡ah! ¡diablo! ¡una gran fortuna! no hay como ser hijo secreto de gran señor. ¿Y qué fortuna será ésta? ¡oidor en Indias! ¿quién sabe? ¡secretario del rey! ó lo que es mejor, secretario del secretario de Estado. ¡Ah! ¡diablo! será necesario estar bien con el muchacho; ¡eh! ¡eh! veamos, veamos.

No comprendo á vuestra majestad. Casándote con tu caballero de anoche. ¡Yo!... Imposible... no le amo, no puedo amarle. Veamos, veamos, luego trataremos de eso; dime, ¿cómo harías para hacer un rizo con estos cabellos que te he cortado? ¿Un rizo, señora? , un rizo para regalarlo á un hombre amado. ¡Dios mío!

Yo me encargo de mandarlo a su tribu de un puntapié dijo el viejo marino . No me asusta el chuzo que lleva en la mano, capitán Stael. Veamos antes, señor salvaje dijo el Capitán, avanzando hacia él , qué es lo que pretendes. El australiano, que se mantenía inmóvil empuñando su chuzo, al ver al Capitán acercarse, se golpeó con la mano izquierda el vientre, que resonó como un tambor.

Palabra del Dia

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