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Actualizado: 7 de junio de 2025


Cuando para hacer rabiar a Pancha le hablo de esto, gruñe no qué perrerías, y dice: «¿Casarse la niña? ¡Dios nos ampare! ¡Si no hay gandul que se la merezca!...» ¿ qué dices de eso? Pues yo digo, replicó Angelina con viveza, ¡que lo que señora Francisca quiere, es que su Linilla se quede para vestir santos! Reía el señor cura y reíamos todos.

No se distinguen los rostros, son los ademanes de una rara lentitud y las figuras parecen vestir túnicas de niebla. DO

Es la baronesita viuda de *. Es una señora que, a fuerza de ser hermosa y amable, a fuerza de gusto en el vestir, ha llegado a ser aborrecida de todas las demás mujeres.

¡Si no quiere! exclamó el pescador, levantándose precipitadamente y abriendo un arca de cedro, de la que sacó cantidad de prendas de vestir . Nada le falta; ¡cuanto tengo y puedo juntar, es para ella! María, hija, ¿te pondrás estas ropas? ¡Hazlo por Dios, Mariquilla!, ya ves que lo manda el médico.

Temía haber dejado algo por hacer. Y seguía apresuradamente su camino. Cuando llegó la noche, Pomerantzev trató en vano de conciliar el sueño: daba vueltas, suspiraba; pensaba en mil cosas, pero no lograba dormirse. Entonces se volvió a vestir y se fue a ver al muerto. El largo corredor no estaba alumbrado sino por una lamparilla, y apenas se veía en él.

¡Casarse mi hija! exclamó con miedo y casi con cólera. ¡Qué delirio! Haga usted el favor de no hablar de amores y de casamientos á una niña, que no debe pensar en otra cosa que en vestir y desnudar muñecas. ¡Casarse! ¿Cómo quiere usted que se case esta mocosa? No, señor; yo no quiero engañar á ningun hombre. Mi hija no se casará un dia antes de los treinta años.

Pero la verdad es que las revistas se quedaban siempre por abrir sobre la mesa de noche, y los nombres alemanes, aunque bien pronunciados, no eran más que sonidos en su boca. Preciábase de militar a la moderna por esto y por vestir siempre de paisano. Amaba las artes, sobre todo la música: abonado constante al teatro Real y a los cuartetos del Conservatorio.

En el trazado de esta línea tenían alguna parte las tijeras de los sastres. No había término medio, y fue lástima grande que tantas ideas generosas y salvadoras no pudieran por fatal destino, emanciparse de la grosería, del mal vestir y peor hablar. Por esto el advenimiento de la clase media fue laborioso y pesado.

Había tomado enérgicamente su partido y había trazado de antemano la senda de su vivir. Las frases burlonas de quedarse para tía o para vestir imágenes no hacían mella en su firme y acerado corazón, ni podían violentarla ni inclinarla a aceptar marido con el solo fin de no llegar a solterona.

El joven se desesperaba, viendo la desproporción grande entre su posición real y la artificial, que se había creado con amistades de chicos pudientes, con la necesidad de vestir bien y sus eternas pretensiones, fomentadas sin cesar por toda la familia. No tenía amor al estudio, porque oía decir constantemente que el estudio de poco aprovecha.

Palabra del Dia

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