Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 1 de junio de 2025


Los otros chuetas, atemorizados por varios siglos de persecución y menosprecio, ocultaban su origen o procuraban hacerlo olvidar con su mansedumbre. El capitán Valls aprovechaba todas las ocasiones para hablar de él, ostentándolo como un título de nobleza, como un reto que lanzaba a la general preocupación.

Cuando Jaime se metió en su cama, tres horas después de la media noche, creyó ver en la obscuridad del dormitorio los rostros del capitán Valls y de Toni Clapés. Parecían hablarle, lo mismo que en la tarde anterior. «Me opongo», repetía el marino con risa irónica. «No hagas eso», aconsejaba el contrabandista con gesto grave...

REOS PENITENCIADOS EN EL MISMO Auto de 7 de Marzo 1691 y abjuraron de levi. Leonor Valls, mujer de Juan Picó, platero de oficio, natural y vecina de esta Ciudad, de edad de sesenta años, presa y reconciliada segunda vez por judaizante.

Sentado junto a la ventana, con el busto echado atrás y la espalda apoyada en la mesa, comenzó a leer. Una explosión de furia cómica, de insultos cariñosos, de indignaciones por cosas olvidadas, llenaba las primeras páginas. Pablo Valls desbordaba su graciosa incoherencia, como un charlatán condenado largo tiempo al silencio y que sufre el suplicio de una verbosidad comprimida.

Cuatrocientos cincuenta años llevamos en el cogote el agua del bautismo seguía vociferando el capitán Valls , y somos aún los malditos, los réprobos, como antes de la conversión. ¿No tiene gracia esto?... «¡Los chuetas! ¡Cuidado con ellos! ¡Mala gente!...» En Mallorca hay dos catolicismos: uno para los nuestros y otro para los demás.

Valls comentaba irónicamente el orden social en que habían vivido, escalonadas durante siglos, las diversas clases de la isla, y del que quedaban aún muchos peldaños intactos. Arriba, en la cúspide, los orgullosos butifarras; luego los nobles, los caballeros; después los mossons; tras éstos los mercaderes y los menestrales, y a continuación los payeses, cultivadores del suelo.

Valls aprobaba este casamiento. ¿La quería Febrer? Pues adelante... Esto era más lógico que la boda con su sobrina por los millones del padre. Margalida era una gran mujer.

Desde que estaba en Can Mallorquí, todos parecían pendientes de sus mandatos, admirándolo como un personaje poderoso y jovial. Margalida ruborizábase con sus palabras y guiños, pero le quería al verle tan abnegado. Recordaba sus ojos llenos de lágrimas una noche en que todos creyeron que iba a morir don Jaime. Valls había llorado al mismo tiempo que mascullaba maldiciones.

Rafael Valls, mayor, jabonero de oficio, que era como el Rabino de todos, de edad de cincuenta y un años, natural y vecino de esta Ciudad, reconciliado y preso segunda vez por judaizante relapso.

Pensaba en los chuetas, que, según la opinión popular, no eran lo mismo que las otras personas; seres de miseria sórdida y contacto viscoso, que debían ocultar terribles deformidades. ¿Quién podía afirmarle que Catalina era igual a las otras mujeres?... Al momento pensaba en Pablo Valls, tan alegre y generoso, superior por sus cualidades a casi todos los amigos que él tenía en la isla.

Palabra del Dia

ayudantes

Otros Mirando