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Actualizado: 25 de mayo de 2025
¡Vámonos, vámonos, murmuraba la anciana que pronto darán las doce! ¡A misa, niños! ¡A misa, Andrés!.... ¡Fiesta completa! ¡Inolvidable Noche Buena! ¡Qué poco necesita el hombre para ser feliz! Por aquellos días recibió Angelina una carta del P. Herrera. En ella le anunciaba que pasadas las fiestas de Navidad le tendría en Villaverde.
Anda, Ricardo..., no hay nada que ver aquí..., vámonos, vámonos... Déjame, niña, déjame contemplar esta monada de cuarto... ¡Qué precioso! y metiendo la nariz por la cama decía con mucha seriedad: ¡Huele a Marta! ¿Quieres callar, majadero?
Vámonos, Hullin; la vista de ese desgraciado que habla a solas y los gritos del cuervo anunciando el hambre me estremecen. Penetraron ambos en la galería, y al salir de las tinieblas, la claridad del día estuvo a punto de deslumbrar a Hullin. Por fortuna, el cuerpo aventajado de su camarada, que se había colocado delante de él, le preservó del vértigo.
Lo del príncipe lo dejaremos al conde de Lemos y á don Baltasar de Zúñiga, y puesto que el rey es quien puede hacer reyes, vámonos derechos al rey.
Por Dios, Máximo, transige un poco... No. ELECTRA. ¿No dijisteis que me llevaríais tú y el Marqués? Vámonos todos juntos. MÁXIMO (con energía). No...
Aquel fracaso de un proyecto que había acariciado con la alta idea de que iba en cierto modo a rescatar la gran falta de su vida, le hizo encontrar sofocante el aire de la pieza. Vámonos, Nancy dijo en voz baja. No hablaremos más de esto por hoy dijo Nancy poniéndose de pie . Os tenemos mucho cariño a vos, mi querida, y a vos también, Marner. Volveremos a veros, ahora se hace tarde.
Al sonar el reloj, levanta el dueño los reales de la chimenea, dice á todo el mundo: «vámonos á dormir,» y entre tanto él sale á un terrado al cual dan varias puertas, y empuja por la parte de afuera para probar si los muchachos han cerrado bien.
El millonario miró á su primo con ojos mansos y sin expresión, unos ojos bovinos que parecían pedirle clemencia, al mismo tiempo que se pasaba la mano por la barba borrando el escupitajo del odio. Fué á hablar, pero no pudo. Un fantasma negro que agitaba su manteo como unas alas fúnebres tiraba de él. Era el Padre Paulí. Don José. Vámonos de aquí. ¡A Begoña! ¡A Begoña!
11 Y estando ya junto a Jebús, el día había declinado mucho; y dijo el criado a su señor: Ven ahora, y vámonos a esta ciudad de los jebuseos, para que tengamos en ella la noche. 12 Y su señor le respondió: No iremos a ninguna ciudad de extranjeros, que no sea de los hijos de Israel; antes pasaremos hasta Gabaa. Y dijo a su criado:
Vámonos al Andulucía , que es la más ancha del mundo; y pues yo te hago la costa, no tienes que temer nada; que, con el romance que dice: «Tendré el invierno en Sevilla y el veranito en Granada» , no hemos de dejar lugar en ella que no trajinemos. Y volviéndose a la ventana que salía a la calle, le dijo: Hágote puerta de mesón.
Palabra del Dia
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