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Actualizado: 23 de julio de 2025


Y disparataba sin conciencia; porque él, incapaz de calumniar a sus semejantes, cuando se trataba de santos y curas creía que no estaba de más. Ana leyó los versos de San Juan y entonces sintió la lengua expedita para improvisar oraciones; las recitaba en verso en sus paseos solitarios por el monte de Loreto que olía a tomillo y caía a pico sobre el mar.

Nos creyeron de lleno americanos, y de la Habana por añadidura. Favor del cielo! No bien oyó aquella señora que traia encargos de un noble de la Habana, y que se trataba de un regalo de boda, cuando empezó á desdoblar blondas y encajes, empedrando nuestras orejas de miles de francos.

Mostráronse alegres de tal solución en apariencia, pero cada cual se separó por su lado, y aquella tarde en el Saloncillo Peña reprendió ásperamente a don Feliciano por su conducta. Llegó a afirmar que le había puesto en ridículo y que si no fuese porque se trataba de un amigo antiguo y persona de más edad que él, «le exigiría una jeparación».

Pues bien: usted sabe o no sabe que Beatriz trataba muy lindamente la acuarela antes de sus desgracias... Ella desea volver a las andadas y tomar algunas lecciones del señor Fabrice durante su residencia aquí... ¿Se puede contar con los buenos oficios de usted? Pierrepont reflexionó algunos segundos.

De aquellos amores le habían quedado varias canciones a la luna, en una especie de canto llano que ella misma acompañaba con la guitarra. Una de las canciones comenzaba diciendo: Esa luna que brilla en el cielo melancólicamente me inspira: es el último son de mi lira que por última vez resonó. Se trataba de un condenado a muerte.

Pero al ver que el joven trataba de romper el sobre, le dijo: La señorita le encarga que no la lea hasta que se vaya de casa. Bueno, bueno articuló Ricardo un poco alterado.

El mayor, más avispado, se apellidaba Pistola, y trataba despóticamente á su compañero, largándole hipócritas patadas y coscorrones en pleno comedor cuando el coronel estaba de espaldas. Atilio, por la atracción del consonante, había apodado Estola al compañero de Pistola, y todos en la casa aceptaban el nombre, hasta el propio interesado.

¿Cómo explicaba usted este hecho? ¿No tenía siempre las mismas razones de quejarse? El señor la trataba mejor desde hacía algún tiempo. ¿Es cierto lo que dice? No es cierto. Si yo hubiese reconocido ante la Condesa mis faltas, si la hubiera pedido que me excusara, todavía estaría viva.

No habían pasado inadvertidas para aquélla ni las miradas apetitosas del bizarro señor ni el conciliábulo que celebraba con el encargado y el mozo su vecino. Bien entendió que se trataba de ella y que el elegante caballero la encontraba muy de su gusto.

¡Ah! pues mira, ese asunto me trae disgustado; la buena doña Clara me pidió ayer una audiencia, se la , me rogó por su esposo, se arrojó á los pies, lloró... y como me habías dicho que se trataba de un negocio grave, me mantuve inflexible, hasta tal punto, que se me desmayó doña Clara, y la llevaron á su cuarto sin sentido. Después he tenido una verdadera batalla con la reina.

Palabra del Dia

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