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Actualizado: 3 de mayo de 2025


La gran mayoría de los transeúntes no amaban ni eran amados. ¡Y podían subsistir así!... El apenas si se acordaba de los tiempos recientes en que vivía como en el limbo, sin otras pasiones que leer, soltar paradojas y morder a los de arriba, no enterándose de que existían mujeres en el mundo y un sentimiento llamado amor.

El poeta, al describir la miseria de Fernando, no evita lo repugnante y lo horrible, sino que, al contrario, al trazar con tan vivos colores la imagen de la grandeza caída, ostenta en todo su esplendor el arte verdadero. El Rey pasa por el camino, en que está Fernando, pidiendo limosna á los transeuntes.

Seguí de nuevo adelante, sin retroceder, pero apenas lo hice, sentí los pasos ligeros y suaves, como un eco de los míos, que furtivamente resonaban detrás de . Había oído contar curiosas historias sobre locos que rondan de noche las calles de Londres y siguen, sin objeto, a los transeúntes, siendo ésta una de las diferentes clases de insanidad bien conocida por los alienistas.

No sólo ostentaban innumerables obras de escultura y de pintura las paredes, altares, capillas y sacristías de los templos y monasterios, sino que hasta en las calles y plazas públicas se mantenía viva la devoción de los transeuntes, ofreciéndoles por do quier imágenes de santos de gran mérito artístico .

Me importa mucho repliqué en tono más alto aún . Ustedes llevan a esta joven secuestrada. Ustedes son unos secuestradores. Suelten ustedes a esa joven, tunantes. Algunos transeúntes ya habían acudido al escuchar mis voces. Vamos, apártese usted me dijo el hombre desconocido, tratando de echarse sobre .

Cuando ocurrían los sucesos que vamos refiriendo, no había tantas carreteras como ahora. Desde Villabermeja á la ciudad puede hoy irse en coche. Entonces sólo se iba á pie ó á caballo. El camino no era camino, sino vereda, abierta por las pisadas de los transeuntes racionales é irracionales.

Nadie bajó a recogerlo; ningún balcón se abrió siquiera para dejar caer sobre él una moneda de cobre. Los transeúntes, como si viniesen perseguidos de cerca por la pulmonía, no osaban detenerse. Al fin ya no pudo cantar más: la voz expiraba en la garganta; las piernas se le doblaban; iba perdiendo la sensibilidad en las manos.

Un ligero temblor corrió por todo mi cuerpo, y a toda prisa procuré alejarme de aquella escena. Corrí por la ciudad, haciendo inútiles esfuerzos para no escuchar el tañido de la fatal campanilla, y en todas partes tropezaba con la misma escena. Notaba que los transeúntes se miraban unos a otros con expresión de susto, y se hacían preguntas en tono bajo y misterioso.

Aunque había algunas jóvenes limpias, de aquel montón de hijas del trabajo que hace sudar, salía un olor picante, que los habituales transeúntes ni siquiera notaban, pero que era moleslo, triste; un olor de miseria perezosa, abandonada.

Pocos transeuntes cruzaban á la sazón, y los que cruzaban se contentaban con dirigir una mirada á la dama, sin curarse para nada del criado. Cuando llegaron al alojamiento de Nolo, éste se adelantó unos pasos para ver si había alguien en el portal. No había nadie. Entraron.

Palabra del Dia

commiserit

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