Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 28 de junio de 2025
El melancólico campanilleo sonaba ahora junto á él, y empezaron á pasar por el camino bultos informes que su vista turbia por las lágrimas no acertaba á definir. Sintió que le tocaban con la punta de un palo; y levantando la cabeza, vio una escueta figura, una especie de espectro que se inclinaba hacia él. Reconoció al tío Tomba: el único de la huerta á quien no debía ningún pesar.
Al fin recordó que era nieto del tío Tomba, el pastor ciego á quien respetaba toda la huerta; un buen muchacho, que servía de criado al carnicero de Alboraya, cuyo rebaño cuidaba el anciano. ¡Grasies, chiquet, grasies! murmuró agradeciendo el saludo. Y siguió adelante, siendo recibido por su perro, que saltaba ante él, restregando sus lanas en la pana de los pantalones.
Todos le miraban de reojo, pero jamás oyó desde los campos cercanos al camino una palabra de insulto. Le volvían la espalda con desprecio, se inclinaban sobre la tierra y trabajaban febrilmente hasta perderle de vista. El único que le hablaba era el tío Tomba, el pastor loco, que le reconocía con sus ojos sin luz, como si oliese en torno de Batiste el ambiente de la catástrofe.
Fué para ella un incidente sin importancia, un encuentro agradable, que la había quitado el miedo; nada más. Y sin embargo, Roseta aquella noche cenó y se acostó pensando en el nieto del tío Tomba.
Después de la famosa riña en la fuente de la Reina, la huerta entera estuvo varios días hablando de los amores de Roseta con el nieto del tío Tomba. El carnicero de Alboraya bufó de coraje contra su criado. ¡Ah, grandísimo pillo! Ahora comprendía él por qué olvidaba sus deberes, por qué perdía las tardes vagando por la huerta como un gitano.
Viendo pues que el rio Securi tomba ya un ensanche igual al que habia yo notado en el punto de su confluencia con el Mamoré, recobré el ánimo, esperando llegar bien pronto á encontrarme con este rio.
En la fábrica comenzaron las bromas por parte de sus enemigas, que le preguntaban irónicamente cuándo se casaba, y la llamaban de apodo «la Pastora», por tener amores con el nieto del tío Tomba. Temblaba de inquietud la pobre Roseta. ¡Qué paliza iba á ganarse! Cualquier día llegaba la noticia á su padre.
Después salía un lobo á morderla, con un hocico que recordaba vagamente al odiado Pimentó, y reñían los dos animales á dentelladas, y salía su padre con un garrote, y ella lloraba como si la soltasen en las espaldas los garrotazos que recibía su pobre perro; y así seguía desbarrando su imaginación, pero viendo siempre en las atropelladas escenas de su ensueño al nieto del tío Tomba, con sus ojos azules y su cara de muchacha cubierta por un vello rubio, que era el primer asomo de la edad viril.
No se podía pasar: las tierras estaban ahora cultivadas. ¿No lo sabía?... Algo de ello había oído el tío Tomba; pero en las dos semanas anteriores había llevado su rebaño á pastar los hierbajos del barranco de Carraixet, sin preocuparse de estos campos.... ¿De veras que ahora estaban cultivados?
Y como todo esto, en concepto del ventrudo patrón, era una deshonra para su establecimiento, al escuchar las murmuraciones de las comadres volvía á enfurecerse, amenazando con su cuchilla al tímido criado, ó increpaba al tío Tomba para que corrigiese al pillete de su nieto.
Palabra del Dia
Otros Mirando