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Actualizado: 19 de junio de 2025
Pasadas dos horas en deliciosa y culpable intimidad, tanto más grata cuanto menos premeditada y prevista, dijo Carolina, mientras él se ponía los tirantes y ella, ante un espejo roto, se atusaba los desordenados rizos. Anda, tontín, rico mío, más vale gallinita que pollita. Mejor te irá conmigo que con aquella embaucadora, bribona, que se estaba burlando de ti. ¡Me daba una rabia!
Luego cesaron los gemidos de Marta. Había dejado caer la barba sobre el pecho y sus ojos estaban medio cerrados. Casi se habría podido creer que dormía; pero continuaba divagando y marmoteando. Un gran silencio reinó en el dormitorio débilmente alumbrado. No se oía más que un ligero silbido del viento contra la ventana y el ruido de los ratones que corrían entre los tirantes del techo.
Dependen de un estado neuropático anterior, ó simplemente de una sobreescitacion actual del sistema nervioso; á los vértigos acompañan sensacion de debilidad en el cerebro, aniquilamiento, incomodidad precordial, calor en el estómago ó calosfrío interior; la cabeza está como sujeta y apretada; se esperimenta á veces afluencia de sangre y la cara está pálida; los dolores son tirantes ó semejantes á los que produciria una saeta.
La alimentación, pobre y escasa, no llegaba a formar el más leve almohadillado entre el esqueleto y su envoltura. Hombres que aún no tenían cuarenta años, mostraban sus cuellos descarnados, de piel flácida y abullonada, con los tirantes tendones de la ancianidad.
Su cólera fué la del caballo de labor que rompe los tirantes de la máquina de trabajo, eriza su pelaje con relinchos de locura y muerde. El padre se indignó ante su determinación... ¡Un escándalo más! Julio había dedicado la mejor parte de su existencia al manejo de las armas. Lo matará decía el senador . Estoy seguro de que lo matará.
Conque buena mano ¡y no te dé lástima ese pobre diablo! Amaury sonrió e hizo un saludo; quitose el sombrero, que depositó en tierra; despojose del frac, el chaleco y los tirantes, y al serle entregada el arma volvió a saludar con verdadera elegancia, sin pizca de afectación.
Una vez allí, antes de entrar celebraron consejillo. Ramoncito presentaba algunas dificultades. El era concejal y no podía "meterse en ruidos", máximo cuando las relaciones del Gobernador con el Ayuntamiento venían siendo un poco tirantes. Por su parte. Castro declaró lacónicamente que todo aquello era ridículo. Naturalmente, siendo ridículo ¿qué iba a hacer un hombre como él allí?
El echose sobre ella, arrollándola al pie del parapeto y tapándole la boca con el manto para ahogar sus gemidos. Buscó su daga, y ya iba a desenvainarla, cuando un instinto rápido le contuvo. ¡Una correa!, ¡un cordel! ¿Dónde? Algo que pudiera anudarse. Intentó locamente desprenderse el cinturón, las ligas, los tirantes de la espada, el mismo cintillo del sombrero.
Desde poco antes de las tres se asomó el pobre muchacho varias veces al balcón, esperando que de un momento a otro llegaran los mozos con la camilla. Por fin les vio volver la esquina de la calle Imperial, trayendo suspendido de los recios tirantes aquel armatoste negro, estrecho y largo, con trazas de ataúd.
La escena final del acto, donde todos los voluntarios republicanos, entre el fragor de la lid empeñada, doblan la rodilla al aparecer el Señor acompañado de las monjas de San Gregorio, aflojó suavemente los tirantes nervios de la concurrencia.
Palabra del Dia
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