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Actualizado: 28 de octubre de 2025


Prepárase la fiesta; acude la muchedumbre al templo, y se presenta la estatua de la presunta muerta; pero entonces se descubre Eugenia, no para recibir la adoración, que se tributa á su imagen, sino para confesar públicamente, aunque con humildad, su fe en el Salvador; no para disfrutar de las grandezas terrenales, que Cesarino le ofrece en sus brazos, sino para sufrir el martirio.

Ella, la infeliz muchacha de «la calle», la chueta, habituada a ver a los suyos plegados y temerosos bajo el peso de un odio tradicional, visitaría estas ciudades, se mezclaría en los desfiles de riqueza, tendría francas las puertas que había contemplado siempre cerradas, y entraría por ellas apoyándose en el brazo de un hombre que le había parecido siempre la representación de todas las grandezas terrenales.

Las dichas terrenales son cantos de sirena, que arrastran al mal; cuanto se sufre y se padece son méritos que en el mundo se hacen para que sean premiados arriba, y en este breve tránsito, donde los pies se hieren en los guijarros de todos los caminos, debe la esperanza refugiarse en los cielos, que allí aguardan al alma la inmortalidad y a la virtud el premio de sus luchas.

Hay multitud de amores continuaba el poeta , hijos todos de las ninfas: Amores terrenales que son los que nosotros por lo común conocemos; pero hay además un solo y único Amor, hijo de Venus Urania, el cual, según refiere el fabulista Esopo, y después han repetido muchos otros poetas y fabulistas, vive casi siempre en el cielo. Los dioses inmortales no pueden vivir sin él.

En esta distinción me fundo a veces para dar fuerza a mis escrúpulos y mortificarme. Porque yo me digo: si amo la hermosura de las cosas terrenales tales como ellas son, y si la amo con exceso, es idolatría; debo amarla como signo, como representación de una hermosura oculta y divina, que vale mil veces más, que es incomparablemente superior en todo. Hace pocos días cumplí veintidós años.

48 Cual el terrenal, tales también los terrenales; y cual el celestial, tales también los celestiales. 49 Y como trajimos la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial. 50 Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el Reino de Dios; ni la corrupción hereda la incorrupción.

Torrebianca había querido escribir, desistiendo al fin de tal esfuerzo. Se imaginó ver á su amigo, en las altas horas de la noche, arrojando la pluma que él acababa de descubrir caída en el suelo y diciendo con la indiferencia del que se considera ya por encima de las preocupaciones terrenales: «¡Para qué!...» Permaneció absorto, con estos papeles en una mano.

Tanto repugnaba esto a Pepe, dadas sus ideas, que no le era posible atribuir a su hermano tamaña obcecación, suponiendo que, si únicamente el celo le impulsara, debía moderarlo con afectos más terrenales, pero no menos puros. Su entendimiento rechazaba la posibilidad de que existiera hombre capaz de apenar a sus padres por dar lustre a la religión.

El tejedor había conocido el contacto del dinero penosamente ganado, aun antes de que la palma de su mano se hubiera desarrollado por completo. Durante años, el dinero misterioso había sido para él un símbolo de los bienes terrenales y el objeto inmediato del trabajo. Marner parecía estimarlo poco en los días en que cada penique tenía para él su destino; porque ese destino, lo amaba entonces.

Como la puerta hubiese quedado abierta, Mario vio cruzar por el pasillo un hombre que por su figura arrogante y proporcionada, por su alto desprecio de los cuidados terrenales, por la varonil grandeza con que había matado en su corazón hasta los más pequeños gérmenes de la sensibilidad, por la perfecta seguridad con que gozaba de la vida debía de recordarle aún mejor que su esposa los seres que habitaban en la cima del Olimpo.

Palabra del Dia

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