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Actualizado: 12 de junio de 2025


Clotilde, igualmente, aparecía más bella que nunca, revelando en su rostro expresivo la dulce emoción que la embargaba y el ansia de ganar laureles para su dueño. Abriose el telón, y todos se fueron a ocupar sus asientos. En las cajas sólo nos quedamos el autor y cuatro o seis amigos.

Recibía tan sólo la imagen borrosa de los objetivos diversos que iban pasando, y lo digo así, porque era como si ella estuviese parada y la pintoresca vía se corriese delante de ella como un telón.

Téngase presente que el escritor, cuando produce, «ve» y «oye» simultáneamente á sus personajes, cual si tras el «telón corrido» de la frente las ideas maniobrasen en un diminuto escenario, y que más tarde el actor, si quiere ser perfecto, ha de hallar dentro de mismo aquella voz y aquellos gestos que antes vibraron en el cerebro del artista genuinamente creador.

Habían comido con la señora de Freneuse y María y el tiempo se había deslizado tan dichoso en la dulce intimidad de la familia, que estaban dando las once cuando los dos amigos entraron en el teatro. El cuarto acto llegaba á su fin. En cuanto bajó el telón, Tragomer fué al palco de Harvey y Jacobo se metió entre bastidores.

El tablado se hallaba dividido en dos partes, por medio de un enverjado fabricado con los susodichos materiales, y paralelo á lo que debía ser telón de boca, destinándose la parte posterior, para foyer, como diría mi amigo Luís, de público, actrices y actores.

Después que bajó el telón permanecimos en el mismo sitio y me obligó a contarle mi vida y milagros, cuántas novias había tenido, a quién había querido más, etc., etc. Ya comprenderá usted que necesité ensartar un sin fin de patrañas. Después, sin motivo alguno serio, manifestó rotundamente que todos los hombres eran ingratos.

Bueno estaría que ahora que vamos a perder a Cuba, resto de nuestras grandezas, nos diéramos esos aires de señores y midiéramos el paso.... La Regenta no oía a su marido; el drama empezaba a interesarla de veras; cuando cayó el telón, quedó con gran curiosidad y deseó saber en qué paraba la apuesta de don Juan y Mejía.

Un telón pareció rasgarse en su memoria con doloroso crujido, dejando pasar torrentes de luz... Era el falso conde ruso, estaba seguro de ello, Von Kramer, el marino alemán, afeitado y desfigurado, que «trabajaba» sin duda en Marsella, montando nuevos servicios, meses después de haber preparado la entrada de los sumergibles en el Mediterráneo. La sorpresa inmovilizó á Ferragut.

Cantó con brillantez febril el vals y la escena del encuentro con Romeo le valió una entusiasta salva de aplausos. La artista no saludó, como si permaneciese indiferente al favor del público. Dijo con acento profundo la frase: Y la tumba será nuestro lecho nupcial. Bajó el telón y no volvió á levantarse, á pesar de los gritos entusiastas de todo el público.

Esto, con tal añadió el maestro que no estén ya casados con otras; sospecho que el marido de la bella Condesita recibe los billetes a la entrada, alza el telón, o despavila las luces, o hace alguna otra cosa de igual refinamiento y distinción.

Palabra del Dia

vorsado

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