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Actualizado: 23 de julio de 2025


Taylor hubiera sido bailarín, la castañeta hubiera sido también, naturalmente, el núcleo de sus impresiones, la piedra angular de todo el caramillo de ideas que sobre España formase; pero como yo no creo que el señor Taylor sea bailarín de oficio, hallo raro que califique á España de país de la castañeta, por más que en España las castañetas ó castañuelas se toquen desde muy antiguo, según lo atestigua Marcial en sus versos en elogio de Teletusa, que las repiqueteaba de lo lindo al gusto de Cádiz; por más que un docto fraile inventase y escribiese una ciencia nueva titulada Crotalogía ó ciencia de las castañuelas, y por más que mi ingenioso y erudito amigo D. Francisco Asenjo Barbieri, que en paz descanse, escribiese también un curioso discurso sobre tan alegre instrumento.

Este acento inglés es ya más distinguido y más chic que la erre nasal ó gangosa que otras damas emplean á fin de parecer educadas en París de Francia. La clase media, sigue el Sr. Taylor, es ignorante, grosera y sucia. Supone enorme distancia, un abismo, entre nuestra nobleza y el pueblo. No cómo ha podido notar esto en el país más democrático del mundo, que es España.

Sobre la high-life de Madrid y sobre las damas de la suprema elegancia, el Sr. Taylor está algo satírico; pero en manera alguna singularmente ofensivo, ya que los vicios y faltas que halla en la smart set madrileña le parecen menores que los de la smart set neoyorquina.

Taylor dice contra nosotros, proviene de prejuicios difíciles de arrancar del alma de un extranjero, pero que en el fondo el señor Taylor ó nos encomia ó procura encomiarnos, y en casi todas las páginas de su libro muestra hacia nosotros muy sincera y fervorosa simpatía. DE DON MARCELINO MEN

Del conjunto del libro se infiere que el Sr. Taylor desea sernos favorable; pero á pesar suyo el prisma engañoso del protestante y del yankee, al través del cual nos mira, hace que á menudo, ya nos calumnie y nos injurie involuntaria y candorosamente, ya lance sobre nosotros ó contra nosotros profecías, agüeros y juicios, á mi ver, disparatados.

Taylor que sea vanidad y despilfarro que procuremos conservar, aun á costa de los mayores sacrificios, una isla que nos pertenece, y donde nadie ó pocos se sublevarían si desde los Estados Unidos no los alentasen y no les enviasen armas y dinero? Cuba es nuestra propiedad legítima, y no es vanidad ni soberbia nuestro empeño en conservarla.

O todos igualmente locos y fanáticos, ó todos igualmente dignos de consideración y respeto. Otra terrible manía del Sr. Taylor es la que muestra contra las corridas de toros, á las que fué no obstante y se divirtió viéndolas.

Nos cuenta, sin embargo, contradiciéndose, que el Sr. don Emilio Castelar le dió un almuerzo suculentísimo, en el que se sirvieron diecisiete platos, sin contar los postres, que serían, probablemente, cuarenta ó cincuenta, todo ello, para que no se atragantase, remojado con los mejores vinos españoles. Pues qué ¿quería más el Sr. Taylor? También se contradice al hablar de los clubs ó casinos.

Pero salgamos de las honduras en que nos hemos metido, y terminemos este artículo, que va siendo ya sobrado largo, afirmando que el libro del Sr. Taylor es muy agradable de leer, á pesar de los defectillos que hemos notado, y que, si procuramos no ser vidriosos, reconoceremos que cuanto el Sr.

Pero durante todo este tiempo me estuve atormentando inútilmente, porque la Providencia había dispuesto la realización de cosas mucho mejores y benéficas para , que las que yo mismo pude jamás idear. En el tercer año de mi empleo de Inspector hubo un acontecimiento notable, cual fué la elección del General Taylor á la Presidencia de los Estados Unidos.

Palabra del Dia

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