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Actualizado: 24 de junio de 2025


Hoy, cuando ya empezaba a impacientarme de la tardanza de Adela en pasar por el bosque, y recorría agitadamente el sendero que conduce a Valency, la he visto venir con el aire preocupado, la cabeza inclinada y el libro en la mano.

Odiaba de muerte á Bozmediano, y este sentimiento le llevó á sentar el principio de que lo que allí se trataba no podía ser cosa buena. Retiróse á la calle de Válgame Dios, muy pesaroso por no haber podido tener con su enemigo la terrible entrevista que él se había imaginado. No es descriptible la ira que de María de la Paz se había apoderado con motivo de la tardanza del joven.

A fin de calmarse, calculaba que la distancia era grande entre el Luxemburgo y la calle de Artog, donde vivía la señora Martholl, y que, en suma, aquella tardanza no podía ser sino de buen augurio, dado que la visita se prolongaba. La señora Martholl, de la familia Reversy-Jollambeau, tenía gran influencia sobre su hijo.

Un amante de la princesa Deidamia, de quien Aquiles está celoso, le dice mil lindezas y le pide que le su mano; pero él oprime la del galán con tal violencia, que éste da gritos de dolor. En el acto tercero viene Ulises, vestido de mercader, para descubrir á Aquiles, y trae, entre otros objetos, una lanza y un escudo, de los cuales se apodera el héroe sin tardanza.

Siempre has sido notable en estas cosas. Pero la señora estaba preocupada por la tardanza de su hijo menor y no podía contestar. ¡Este Rafaelito...! La una y cuarto y no viene. ¡Habrá que empezar sin él...! Visanteta, la sopa. Todos se sentaron.

Vió con la imaginación la plácida vida de la estancia, los juegos de la chiquillería rubia, que él acariciaba á espaldas del abuelo, antes de que naciese Julio. Durante unos años había dedicado á sus sobrinos todo su amor, desorientado por la tardanza de un hijo propio. De buena fe se conmovió al pensar en la desesperación de Karl.

¿Sabéis lo que pienso, Ramiro? exclamó de pronto el Canónigo, con todo el busto hundido en la obscuridad; pienso que vuestra virtuosa madre acaba de hablaros por boca de ángel, como se dice, y que agora más que nunca, en presencia del riesgo propincuo que corren a la vez vuestra alma y vuestra honra, os debéis echar sin tardanza en brazos de la Santa Iglesia.

No tengas de mi fe duda que pueda vivir un solo punto; ¡ay! perdona mi tardanza, que al instante contigo me tendrás. Dijo, y descubriéndole la cara le dio un beso tan fuerte que se oyó en toda la Iglesia, y con un ¡ay! faltole el aliento en un instante y la Parca puso un sello en sus ojos.

Cuando se vio sola, sin hablar a su madre para no perder tiempo, tomó el pañolón, se lo echó de cualquier modo en la cabeza y se fue a casa de don Paco, escapada. Llegó Juanita a la casa, llamó a la puerta y salió a abrirle la mujer del alguacil. Juanita le dijo: ¿Está don Paco en casa? ¿Está levantado y solo? Necesito verle y hablarle sin tardanza.

Llevaba mal Abetzaico, que se detuviese el Padre tanto con los Cozocas; y se lamentaba tanto de esta tardanza, que precisó al siervo de Dios á despedirse de aquí é ir á su tierra, donde no hubo bien llegado, cuando fueron inexplicables las alegrías y señales de júbilo que mostraron los Subarecas, saliéndole á recibir y haciendo fiestas á su usanza propias para cuando quieren mostrar extraordinaria alegría.

Palabra del Dia

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