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Actualizado: 21 de junio de 2025
La actriz encargada de este interesante papel se había puesto sobre su cabello natural una peluca de ricitos cortos que la hacía semejante a un perro de aguas; circundaban sus ojos románticas ojeras marcadas al difumino; espesa capa de polvos de arroz imitaba la palidez de la agonía; llevaba americana muy floja para disimular la amplitud de las caderas, y entró tambaleándose y dando traspiés, con la mano apoyada en la región del pecho donde se suponía estar la herida.
Se desprendió vivamente de aquellos amorosos lazos y la rechazó, dándole un fuerte empellón. Soledad retrocedió tambaleándose, tropezó con una silla y dió con su pesado cuerpo en el suelo, hiriéndose con la esquina del mostrador en la sien. Velázquez no acudió á prestarle socorro. La dejó tendida en el suelo y subió á encerrarse en su cuarto. El columpio.
Seguía bebiendo, pero esto no le impedía trabajar briosamente, pues le era necesario reunir nuevas economías después de permitirse el lujo de enviar un emisario especial al desierto de Atacama. Aunque volvió muchas noches á su casucha tambaleándose ó apoyado en el brazo de un compañero, jamás le salía al encuentro la mujer del manto negro llevando el niño de una mano.
Basta ya de sahumerio, y ponte a hacer la cena. ¿Cuánto dinero tienes? ¿Qué quieres que te traiga?... ¡B'rrachona! no haber diniero... Llevarlo los embaixos, tú dormida. ¿Qué te traigo? murmuró la mujer negra tambaleándose y cerrando los ojos . Aguárdate un poquitín. Tengo sueño, Jai».
Pero los ruegos de su hija y la voluntad de Pepeta pudieron más, y escoltada por muchas mujeres, salió de la barraca con el delantal en la cara, gimiendo, tambaleándose, sin prestar atención á las que tiraban de ella disputándose el llevarla cada una á su casa. Comenzó Pepeta el arreglo de la fúnebre pompa.
Les atormentan los paquetes que intentan arrastrar; caminan tambaleándose, como la hormiga que empuja un grano superior á su estatura. En este cansancio aplastante se adivina un nuevo suplicio, el de ir vestidos con las ropas guardadas durante muchos años para las grandes ceremonias de la vida: ella con falda de seda dura y crujiente; él puesto de levita y paletó de invierno.
Andaba lentamente, tambaleándose, con las manos extendidas como si temiese tropezar, porque estaba medio ciego, y así llegó sin ver a la marquesa hasta el lecho de Diógenes, y allí comenzó a palpar hasta tropezar con una mano de este; entonces, con sonrisa de niño que contrastaba con sus cabellos blancos, con voz cascada pero dulce, que el asma atroz que padecía tornaba un poco premiosa, dijo muy bajo: ¡Perico..., Periquito..., hijo mío!
Tambaleándose como sacerdotisas de Baco, y revolviendo sus apretados puños en el hueco de los ojos, la Mariuca y la Pepina se iban a sus lechos, que eran cómodos y confortantes, paramentados con abigarradas colchas. Poco después oíase un roncante dúo de contraltos aletargados que duraba sin interrupción hasta el amanecer.
Lo cierto era que al anochecer salió del hotel de Las Arenas tambaleándose, y eso que durante la comida no osó beber más que agua, por el respeto que le infundía Sánchez Morueta.
Ha sido casi necesario emplear la fuerza para sacarlo de su retiro. Con paso torpe ha salido tambaleándose del molino. Ha encontrado a su mujer acurrucada en un rincón, con las mejillas pálidas y la mirada temerosa.
Palabra del Dia
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