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Actualizado: 27 de mayo de 2025


Yo no había leído el tal libro; pero supuse que sería un libro de devoción como otros tantos. ¿Y qué más? añadí. La Biblia. ¡Habrás leído, pues, el Cantar de los cantares! Amparo me miró profundamente y se ruborizó, lo que demostraba que había leído aquel libro, que tenía talento y que había comprendido la intención de mi pregunta.

Un día, digo, llegó el señor de Kerveloch, conducido por un amigo de mi tío. Viéndole entrar, adiviné que traía intenciones, y supuse también que le gustaría a Blanca, porque tenía todas las cualidades que ella pretende en un marido.

» Contaba con eso me replicó , porque desde luego supuse que sería una ofuscación suya lo de los grandes alientos que, según me dijo, le habías dado en tu respuesta; pero también contaba y cuento con tu buen juicio, con tu serenidad... y con el aprecio que has de hacer, por lo mismo, del consejo de tu madre, que no puede desear para ti sino lo mejor...

Aquella actitud contrastaba de tal modo con su habitual solicitud para mirarle, responderle y sonreírle, que no podía menos de notarse la diferencia. Supuse que se refugiaba en aquella insensibilidad aparente por orgullo y para no denunciar su pena por la partida de Lautrec.

En vista de ello, supuse una ocupación urgente, despedíme de él y salí del café, haciendo que me reía de sus lucubraciones, ó, lo que es lo mismo, comentando la sesión en términos iguales ó parecidos á los que han servido de introducción á este bosquejo.

No estaba Gloria en el patio, donde se hallaban reunidos: pero tampoco vi a Isabel, y supuse que las dos se habían juntado en las habitaciones interiores. Tardaron poco, en efecto, en presentarse. No me dirigió una mirada. Estaba grave, contra su costumbre. Vestía un traje de color rojo con encajes blancos, ligero y de poco valor, que le sentaba de perlas.

Condújome escalera arriba por una de pocos tramos; después, por un pasadizo corto, y, por último, me introdujo en una salita con solana y gabinete, la cual, por los muebles y los libros que contenía, supuse desde luego que le serviría de despacho.

»Desde luego aposté en mis adentros a que no era el único que yo aceptaría, y hasta supuse quién podría ser el que me proponía mi madre. » No hace aún dos horas que me ha pedido tu mano continuó aquélla, viendo que yo nada decía. »Don Mauricio apunté sin temor de equivocarme. »El mismo repuso mi madre.

El mismo dia que llegué á Venecia, chocóme, y lo pregunté, porqué las airosas góndolas que recorren las calles están vestidas de luto, con bayetas negras. Yo, con mi carácter exaltado, supuse, ántes de preguntarlo, que seria una manifestacion de luto nacional por la pérdida de la independencia; halagué esta idea, y temí que no fuera cierto mi pensamiento, y en verdad no lo era.

No había comenzado, sino que faltaba poco para que concluyera. ¡Quiá! ¡Qué he de irme! ¿Crees que he venido sólo para esto? Vuelves a ser mía... y hoy te acompaño hasta tu casa. Ni una palabra más. Accedí a oírte, porque supuse que tendrías juicio. Esto se acabó; yo no transigiré nunca con ciertas cosas. Ni yo con perderte.

Palabra del Dia

bagani

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