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Actualizado: 25 de septiembre de 2025


Todo esto viene acaso de mi ignorancia y de que no el sentido exacto de las palabras; pero lo que veo claramente es que las prácticas religiosas no se usan en París y que el domingo se diferencia poco de los demás días de la semana. Mi padre, sin embargo, es tan bueno, que me permite obrar según mi conciencia, con tal que no le moleste en sus costumbres, lo que es, después de todo, muy natural. ¿Lo creerá usted, señor cura? Lo poco que hago por Dios, discretamente y en silencio, lo hago con más fervor y me proporciona más dulzura por lo mismo que tengo que superar más dificultades. Deseo mucho complacer a mi padre y que me quiera. Piense usted que es el único ser en el mundo a quien puedo consagrar mi vida: ¿qué iba yo a hacer de mi corazón si nadie se cuidase de él?... ¿Lo escandalizo a usted, señor cura? Usted piensa que Dios nos pide ese corazón y esa vida, y que esto es bastante para llenarlos. Pero, se lo ruego a usted, no piense eso. Dios es demasiado grande y yo demasiado pequeña, y necesito intermediarios para elevarme hasta

Había una cuadrilla de indios con trajes de piel de ciervo curiosamente bordados, cinturones rojos y amarillos, plumas en la cabeza, y armados con arco, flechas y lanzas de punta de pedernal, que permanecían aparte, como separados de todo el mundo, con rostros de inflexible gravedad, que ni aun la de los puritanos podía superar.

Se abrieron las arcas reales para el acopio de víveres, municiones y artilleria; se ofrecieron prémios; se asignaron sueldos y gratificaciones, y se depusieron las ideas económicas que se habian adoptado, y procurado establecer hasta entonces, conociendo no era ya ocasion de pensar en ellas, y solo en destruir los proyectos del tirano, que daban mas cuidados de los que se tuvieron al principio de la conjuracion: y avivadas las disposiciones, con la actividad que requeria el peligro, se halló en muy poco tiempo reunido un ejército considerable, capaz de competir y superar al de los insurgentes.

Verdad es que en obras anteriores se notan ya en parte estos síntomas aislados de decadencia, pero entonces llegaron á ser el principio vital de toda composición, y casi todos aspiraron á superar á la poesía popular.

Su deformidad incipiente no era tal que le privara de los encantos de la niñez, antes bien daba risa verle erguir su cabezota con cierto aire de valentía, como un hijo de Atlante predestinado a superar a su padre en la facultad de cargar grandes pesos. «Deje usted al niño... Riquín, hijito; vas a irte un rato con Ramona... ¡Ramona!». Pero no le valieron sus artimañas.

Y cuanto en ellas puede censurarse nace de la escuela que sigue y del empeño de superar y de extremar sus rarezas, tanto en el sentir y en el pensar, como en el estilo o modo de expresarse. Lo colosal y enorme de las imágenes delata el prurito de aturdir y de sorprender, y produce, hasta en los más eminentes poetas, hasta en el mismo Víctor Hugo, un amaneramiento barroco.

Los justifica, sobre todo, la destreza del enemigo para rehuir el combate, escapar á la persecución y escabullirse y esconderse. En la gran extensión de la isla, en sus bosques y ciénagas, en lo quebrado y áspero del terreno á veces y en lo insalubre y mortífero de aquel clima para los europeos, encuentran apoyo los insurrectos, y nuestros soldados obstáculos harto difíciles de superar.

Si en lo relativo á vírgenes no he hallado nunca nada que me parezca superar las creaciones divinas de Rafael, Corregio y Murillo, en lo que toca á la representacion de Cristo parece imposible producir obras mas grandiosas y mas llenas de religion, ciencia y soberana poesía que las dos mencionadas de Rubens.

Doña Isabel que estaba casada con el principe don Fernando de Aragon, monarca en quien se juntaron luego las coronas de este reino i la de Castilla, logró superar en gran parte la oposicion que el de Portugal hacia á los derechos de su consorte, i así con mas seguridad continuó rigiendo el cetro de tan vasta monarquía.

Pero la evolución fue felizmente anticipada por la obra larga, paciente y perseverante del pueblo inglés, que a fines del siglo XVII había logrado ya forjar todos los resortes políticos necesarios para dar al organismo gubernamental la consistencia, la suavidad, la fuerza, la elasticidad y la capacidad de superar dificultades, que faltaron en las democracias griegas, en la república romana y en los imperios medioevales.

Palabra del Dia

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