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Entre los empleados y agraciados suele haber también quejas y envidias. Fulanito se llevó un turrón más dulce y suculento que el mío, dice Menganito; y Perenganito exclama que el destino de Menganito es de mucho manejo y el suyo no lo es, de donde nace también no pequeño encono.

Yo me alegraría de que el sacrificio del rey Usinar hubiera tenido mejor resultado, pero como no le tuvo, los hombres siguen siendo peor que los gavilanes y se comen sin escrúpulo cuanto de vivo cogen por delante y les parece suculento y apetitoso.

También la parecía imposible, como lo de las algas, que Minghetti estuviera tan enamorado como le juraba; porque aunque estaba persuadida de que ella había mejorado mucho, y de que su otoño era muy interesante, y su jamón suculento y en dulce, al fin él era mucho más joven, y ella... ella estaba, indudablemente, algo fatigada.

La lavandera los admiró a su sabor, y admirándolos se fue poco a poco hacia un sitio de donde salía un rico olorcillo de viandas muy suculento y delicioso. De esta suerte llegó a la cocina; pero ni jefe, ni sota-cocineros, ni pinches, ni fregatrices había en ella; todo estaba desierto, como el resto del palacio.

Ella había nacido para soldado... Y con varonil ademán invitó al espada a que se sentase, ensanchando con voluptuoso husmeo su graciosa nariz, que admiraba el suculento tufillo de los chorizos. Una comida riquísima. ¡Qué hambre tenía!... Eso está bien dijo sentenciosamente el Plumitas al mirar la mesa . Los amos y los criaos comiendo juntos, como disen que hasían en los tiempos antiguos.

Mientras él pagaba el escote contando chascarrillos, en la gran mesa de la cocina, que desde el casamiento de don Pedro no usaban los amos, se veían, no lejos de la turbia luz de aceite, relieves de un festín más suculento: restos de carne en platos engrasados, una botella de vino descorchada, una media tetilla, todo amontonado en un rincón, como barrido despreciativamente por el hartazgo; y en el espacio libre de la mesa, tendidos en hilera, había hasta doce naipes, que si no recortados en forma ovada por exceso de uso, como aquellos de que se sirvieron Rinconete y Cortadillo, no les cedían en lo pringosos y sucios.

Era lo que había en la olla un guiso de habas gordas y tiernas, con lonjas de tocino y cornetillas picantes que habían de hacerlo suculento y sabroso. Los pastores, así como le habían dado techo amigo donde abrigarse de la lluvia y pasar la noche, le ofrecieron también su rústica cena.

Aquel día se sirvió un almuerzo que á todos pareció suculento, la alegría reinó en todo el campamento y á la mañana siguiente, 30 hombres de infantería al mando del valeroso oficial Estévez, hicieron un minucioso reconocimiento por los lugares donde el día anterior se había librado la batalla, encontrando 12 muertos y gran número de charcos de sangre.

Soy, pues, mi querido cura, un manjar sabroso, delicado y suculento que será codiciado, solicitado y tragado en un abrir y cerrar de ojos, si es que lo permito. Pero tranquilizaos, no lo permitiré; no lo permitiré a menos que... Pero ¡chist! «Por último, señor cura, os diré sin explicaros el por qué, que aguardo el lunes con impaciencia.

Hubo las porfías que eran de esperarse sobre lo poco con que me satisfacía yo, y lo mucho que ella me ofrecía con generosa obstinación, pensando que «lo dejaba por cortedad». Al fin transigimos tomando yo algo más de lo que necesitaba, y repartiendo el resto hasta lo que ella me ofrecía, entre los siete rapaces que devoraban con los ojos el suculento agasajo humeando sobre la mesa.