Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 31 de mayo de 2025
A veces sucedía que Marner, al detenerse para arreglar algún hilo irregular, notaba la presencia de los chicuelos. Aunque fuera avaro de su tiempo, le desagradaba tanto que lo importunaran aquellos intrusos, que bajaba de su telar, abría la puerta y fijaba en ellos una mirada que bastaba siempre para nacerlos huir asustados.
Así que nuestro joven, a fuerza de sentir su influencia en todos los momentos sin escuchar su voz, sin ver el ademán imperativo de su diestra, había llegado a profesarle un respeto profundísimo, una veneración sin límites, contemplando su cara enigmática y misteriosa como la de un dios impenetrable. Cuando le tropezaba por los pasillos de la casa, y sucedía bastantes veces, porque el Sr.
Difícil para montar me dijo un criado de caballeriza, guiñando el ojo. Lo veo, muchacho, pero voy á sorprenderla, mira. En el mismo instante me senté en la silla sin tocar el estribo, y en tanto que Proserpina reflexionaba en lo que sucedía, me afirmé sólidamente.
A la fingida visión que así gozaban los ojos, sucedía luego la ilusión de voces y palabras confusamente recordadas: promesas, juramentos, ternezas; todo el interminable repertorio de frases deliciosas que el diablo inspira a los que van a pecar, están pecando o acaban de pecar. Casi de madrugada se acostó con un periódico en la mano, según su costumbre.
Pero Constanza y Roger no se daban cuenta de lo que en torno de ellos sucedía, perdidos como estaban en mutua contemplación, embriagados con la felicidad inmensa de verse reunidos después de una separación que ella había creído eterna. Tras los amantes quedaba el obscuro arco de entrada del templo; frente á ellos la vida entera, llena de luz, de alegría y felicidad.
Y, al pronunciar esto, señalaba a Arturo, que nada había oído, y a quien fue preciso explicar lo que sucedía.
Recordaba con remordimiento aquel breve diálogo en el parque improvisado, durante el cual habló duramente á Robledo. «¡Y por esa mujer pensaba que lleva los hombres á la muerte, he maltratado al mejor de mis amigos!» Luego, el rostro triste y lloroso de Celinda sucedía en su imaginación á la cara bondadosa de Robledo.
Fácil es de comprender que ofrecía ocasión favorable á la existencia de amorosas intrigas, divertidos pasatiempos y aventuras animadas. Lo mismo sucedía en otras fiestas, como en la de Santiago, Santa Ana, etc.
Cada objeto le decía una frase, de cada observación brotaba un deseo, y a lo más puro sucedía lo más humano. Unas cosas engendraban sentimientos dulces y tranquilos que confundían el amor con la adoración: otras hacían surgir tercos e insaciables los lascivos impulsos de la carne. Sus ojos lo escudriñaron todo.
Conmigo, que he sabido levantarme á vuestros ojos fuerte como un león. Conmigo, comadreja del alcázar, que puedo perderos. El duque no estaba en estado de regatear, ni aun podía defenderse; lo que le sucedía, le tenía aterrado; y lo que más le humillaba era verse obligado á ayudar los amores de su querida. Haré, haré lo que pueda dijo al fin.
Palabra del Dia
Otros Mirando