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Actualizado: 26 de junio de 2025
7 Y torna a subir este término a Debir desde el valle de Acor; y al norte mira sobre Gilgal, que está delante de la subida de Adumín, la cual está al mediodía del arroyo; y pasa este término a las aguas de En-semes, y sale a la fuente de Rogel; 8 y sube este término por el valle del hijo de Hinom al lado del jebuseo al mediodía; ésta es Jerusalén.
Corbaran les siguió con parte de la caballería; pero como los caballos de los turcos estaban desembarazados, y los nuestros cargados con el peso de las armas, llegaron á la falda del monte á tiempo que los Turcos temerosos y cuidadosos solo de sus vidas, habian dejado los caballos, y mejorándose de puesto, porque tomaron los altos de donde mejor se podian guardar y ofender, impidiendo la subida á sus enemigos.
Habiendo apreciado este espectáculo poco grato, el olor de corral que allí había, y el ruido de alas, picotazos y cacareo de tanta víctima, Juanito la emprendió con los famosos peldaños de granito, negros ya y gastados. Efectivamente, parecía la subida a un castillo o prisión de Estado. El paramento era de fábrica cubierta de yeso y este de rayas e inscripciones soeces o tontas.
Al atravesar el salon de preferencia, hemos notado una novedad. Una jóven lindísima, condesa italiana, está subida al caballete, copiando la ASUNCION. Si vale juzgar por los pocos detalles que hemos visto, es un pincel maestro.
Ni el hambre ni el frío eran capaces de acabar en una noche sola con una vida tan dura de roer como la de Pepazos. Nadie lo dudó, y la caravana emprendió la subida de los montes sin atender otra cosa que a pisar en firme y ganar tiempo. Por misericordia de Dios, el día, aunque pardo, se presentaba relativamente sereno, y apenas chispeaba la nieve por entonces.
En lo que se detuvo don Quijote en que Sancho subiese en el alcornoque, tomó el de los Espejos del campo lo que le pareció necesario; y, creyendo que lo mismo habría hecho don Quijote, sin esperar son de trompeta ni otra señal que los avisase, volvió las riendas a su caballo -que no era más ligero ni de mejor parecer que Rocinante-, y, a todo su correr, que era un mediano trote, iba a encontrar a su enemigo; pero, viéndole ocupado en la subida de Sancho, detuvo las riendas y paróse en la mitad de la carrera, de lo que el caballo quedó agradecidísimo, a causa que ya no podía moverse.
Fuilo, y quise con ventaja Tal, que apenas la mortaja Borrará fe tan subida. Fuiste querida primero, U empezó el amor de tí? Primero querida fui Del que quise, querre, y quiero. Es mozo? Y aun gentilhombre. Es cristiano? Pues qué moro? No sale de su decoro Quien ha de cristiano nombre. Y es pecado querer bien A un moro? Yo no sé nada, Sé que es cosa reprobada, Y á cristianos no está bien.
Al fin dió con aquella, en uno de cuyos hierros había puesto como seña una cinta: quitóla, cerró, dió luz de nuevo, y buscó la subida de la escalera; por la cual, según le había dicho Esperanza, se subía al corredor donde correspondía una puerta de escape del dormitorio de la duquesa. Aquel corredor tenía dos puertas: una á cada extremo.
La tez bronceada de los Moxos, no tan subida como la de los Chiquitos y de los Chapacuras, tira un poco al amarillo; sin embargo, es tan poco marcada la diferencia, que solamente puede notarse comparando un gran número de individuos juntos. Su estatura, mayor que la de los Chapacuras, es de cinco piés y seis pulgadas; pero tomado un término medio, queda reducida á cinco piés y dos pulgadas.
Dirán: la condesa de Lemos es querida de Quevedo; y bien, vos me habéis enseñado á despreciar al mundo. Ya no llueve dijo Quevedo. Como que estamos bajo techado contestó doña Catalina ; ahora vamos á subir... y yo os doy la mano. No hablaba yo de esta subida. Pues mirad, yo estoy muy contenta. No veo el motivo. Os tengo. ¡Pero si decís que no os amo!
Palabra del Dia
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