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Cuando, después de la muerte de Constancio, sube al trono imperial, se dirige á Jerusalén con Elena, Irene y Licinio, al cual asocia al imperio por su valor probado.

La escena de Aristófanes, en su comedia La Paz, cuando el pacífico Trigeo sube al Olimpo montado en un escarabajo, se representaba entonces en España: el Olimpo estaba desierto y sólo quedaban allí la Guerra y el Estrago, machacando en un mortero una nación entera y sirviéndoles de mano un general ambicioso.

11 Y subió la suerte de la tribu de los hijos de Benjamín por sus familias; y salió el término de su suerte entre los hijos de Judá y los hijos de José. 12 Y fue el término de ellos al lado del norte desde el Jordán; y sube aquel término al lado de Jericó al norte; sube después al monte hacia el occidente, y viene a salir al desierto de Bet-avén;

Sin embargo, Miguel medita un momento, y dice: ¡Mira, , que si Eulalia viniera ahora!... Ya no sube hasta la hora de dormir... ¿No ves que vamos a comer en este momento? Y si viene, ¿qué, recontra?

Estas consisten, generalmente, en una hoja acerada de formas variadas y de 40 á 60 centímetros de longitud, que por medio de una espiga montan en un puño de madera, sujetándole al arranque de la hoja con una virola trincada con hilo metálico, que sube en forma de adorno hasta el pomo. Este suele tener la forma de doble pico de loro.

Está mala..., un síncope..., jaqueca fuerte... dijo Minghetti . Vamos corriendo a buscar a D. Basilio; le llama a gritos. Sube, hombre; corre; te llama a ti también; nunca la vi así... Esto es grave.... Sube, sube.... Y se lanzaron a la calle los dos emisarios, rivalizando en premura y celo.

Retorcíase los brazos con tal desesperación que el doctor se compadeció de él y abrazándole le dijo: Oye, Amaury. Nuestra misión redúcese ya ahora a endulzar su muerte en lo posible, yo con mi ciencia y con tu amor: cumplamos nuestro deber con fidelidad. Ahora sube a tu cuarto; ya te llamaré cuando puedas ver a Magdalena.

En el fondo se abre una escalera monumental; en esta mansión inverosímil, las habitaciones son minúsculas, pero la escalera es inmensa; capricho del arquitecto. Al cabo de un minuto, una voz grita: «¡Señor profesor...! ¿Quiere usted subir hasta el estudio...? Son tres pisosCésar sube los tres pisos, a razón de treinta escalones cada uno.

No dudes que conviene lo que hago. Cállate, por Dios. Ten paciencia. Mira y observa sin hablar. Cállate. Oigo ruido. Nuestro hombre ha entrado en casa. Ya sube por la escalera. ¡Chitón! Si él sospecha que hay alguien aquí, darás un escándalo y harás una tontería. Doña Inés se resignó y se calló. Pocos segundos después entró don Andrés Rubio en la sala.

A la mañana siguiente toda Vetusta edificada se preparaba a acompañar el Viático que por la tarde debía ser administrado al señor Guimarán. Era Domingo de Ramos. No se respiraba por las calles del pueblo más que religión. ¡El papel Provisor sube! decía Foja furioso al oído de Glocester, a quien encontró en el atrio de la catedral, al salir de misa. ¡Esto es un complot!