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Actualizado: 23 de junio de 2025
El acompañamiento fué lucidísimo á la ida y á la vuelta, sin que ocurra otra particularidad digna de notarse, que a que refiere Alvar García, cuyas palabras copiaremos: «Dichas las bendiciones, segun dijeron al Rey, tornaron á la Sra.
Un par de garrotes para pujar el torno donde estava asentada la Maria, 4 d. 22 clavos palmeras, limados, redondos, para los ángeles volverse su derredor en las ruedas, 1 s. 6 d. Un par de guantes para el que hacia el Dios Padre. Item pagué el segundo dia de Nadal por desazer el tablado donde estavan los Sres. Reyes la noche de Nadal, que lo querian llevar los de la Sra.
Doña María encerraba su enojo en lo más hondo del pecho, y aunque harto se le conocían la inquietud y la ira en el furtivo centellear de sus negros ojos, nada dijo que comprometiera su dignidad, y deseando que su hijo variase de conversación, le preguntó si había hecho en Córdoba las visitas a la Sra. Marquesa de Leiva y su sobrina. Sí, señora contestó el rapaz . Las vi: la Sra.
El Vizconde y yo nos hicimos en seguida muy amigos suyos, y los tres íbamos juntos a todas partes. Claro está que una de las primeras a donde le llevamos fue a la tertulia de la Sra. de Figueredo, la cual le recibió con extremada afabilidad, y dejó conocer desde luego que el inglesito no le había parecido saco de paja.
Pero el D. Diego, sintiendo sin duda en su cabeza un hervidero de palabras, que atropelladamente se le ocurrían conforme a la repentina fecundidad de su entender, no pudo estar callado mucho tiempo, y habló para poner en mayores cuidados a la Sra. de Rumblar.
Sra. del Cármen, y en el barrio de San Julian la de San Antonio Abad; antiguamente junto al portal de Valencia había un pequeño cerro en cuya cumbre se elevaba una bonita ermita llamada de San Redentor, a la que el día de Santa Cruz de Mayo iba el clero de la Catedral y después de bendecir desde allí los términos, se celebraba con este motivo una fiesta muy solemne: en la carretera de Alcañiz y a la vista todavía de Teruel, se ve el llano de San Cristóbal, donde antes estuvo el Fonsal o cementerio de los judíos : se llama de S. Cristóbal, porque había una ermita dedicada a este Santo, en cuyo día los teruelanos iban a ella en animada romería y se corría ensogado y embolado un toro llamado El Toro de la Ciudad, que llevaba una estrellita en el testuz y una mantilla con toretes y estrellas bordados.
Sra. en el gueco de la qual hauia ciertas Reliquias que mis padres tenían en mucho, por deuoción y compañía de los peligros del viaje de la fragata, y porque los papeles acabassen conmigo si assí nro.
Vestida con gran magnificencia, con un triple cuello alechugado, talle bordado, bata de rico terciopelo y apoyada en un bastón de puño de oro, había salido á ver la procesión cívica. Vista en unión de Ester Prynne, á pesar del sentimiento de benevolencia con que muchos miraban á esta última, el terror que de suyo inspiraba la Sra.
De las frecuentes expediciones a la Tejuca, ya volvíamos a altas horas de la noche, formando alegre cabalgata, ya volvíamos al rayar el alba. No se crea con todo, que las expediciones a la Tejuca eran el mayor encanto que Río tenía para nosotros. Había otro encanto mucho mayor, la casa de la Sra. de Figueredo, centro brillantísimo de la high life fluminense.
No hay tal cosa, chiquillo desvergonzado. La señorita Inés es hija de una dama extranjera que ya no existe y que floreció hace quince años en la Corte, dando que hablar por sus amores con un célebre caballero de esta ilustre familia. ¿Sabes quién es el padre de D.ª Inés? Pues no es otro que ese espejo de los diplomáticos, ese discretísimo hermano de la Sra.
Palabra del Dia
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