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Actualizado: 17 de junio de 2025
Con esta explosión de las ingenuidades de Sagrario, cuatro mordiscos de la lima sorda de Leticia, y media docena de comentarios de la neófita, no tan cortos de alcance como pudieron creer sus amigas, tomándolos en toda su apariencia, terminó aquella entrevista, que no la enseñó mucho más de lo que ella sabía o sospechaba.
Y todo consistía en que era de una rigidez, de una tenacidad de pensamientos y propósitos, y de una casta de moral tan extremadas y enteras, que la iban llevando poco a poco toda la vida hacia adentro; y allí la guardaba como el avaro su tesoro, y, también como el avaro, sospechaba de todo lo que en torno suyo se movía.
Hacía ya dos años que guardaba el cuaderno, y nunca se atrevía a entregárselo al doctor. A menudo, en su timidez y su desesperación, llamaba a la muerte. Cuando se muriese, el doctor leería de seguro lo que ella había escrito. El doctor no sospechaba nada. Todas las noches, a las diez, se iba al restorán Babilonia y no volvía hasta el amanecer.
Llevaba vestido de corte, con ricas joyas, y su hermosura aparecía deslumbradora bajo la viva luz que la inundaba. El cenador no tenía más mueblaje que un par de sillas y una mesita de hierro como las que se ven en algunos cafés. No hable usted me dijo. No tenemos tiempo para ello. Limítese usted a escucharme, señor Raséndil. Escribí la carta por orden del Duque. Lo sospechaba dije.
Si ese deseo no es una simple ilusión, el resultado de un momento de sobreexcitación nerviosa y enfermiza; si, al contrario, se hallaba desde mucho tiempo atrás en preparación en el fondo de ella misma, ¿cómo es posible que, seis horas antes de formularlo, haya manifestado tanta indignación contra mi madre, a quien sospechaba de acariciar quizá el mismo deseo?
A Bonis le había llegado a querer de veras, con un cariño que tenía algo de fraternal, que era a ratos lujuria y que se convertía en pasión de celosa cuando sospechaba que el tonto de Reyes podía cansarse de ella y querer a otra. Tiempo hacía que notaba en su queridísimo bobalicón despego disimulado, distracciones, cierta tendencia a huir de sus intimidades.
Mas él, como viniese a comer y abriese el arca, vio el mal pesar, y sin dubda creyó ser ratones los que el daño habían hecho, porque estaba muy al propio contrahecho de como ellos lo suelen hacer. Miró todo el arcaz de un cabo a otro y viole ciertos agujeros por do sospechaba habían entrado. Llamóme, diciendo: "¡Lázaro! ¡Mira, mira qué persecución ha venido aquesta noche por nuestro pan!"
Y ansí, salió este señor en la manera ya dicha; y como llegasen á do Vicaquirao venia y llegasen á él, hizo su acatamiento, y lo mismo á él Vicaquirao; y como le viese ansí venir llorando, preguntóle que qué pasion habia habido, aunque él bien sospechaba lo que era, porque él le habia muerto por sus manos un hermano suyo en la emboscada.
Guardaba en la cómoda, amorosamente, junto al pañuelo perfumado, un grueso cuaderno, donde escribía sus más íntimos pensamientos y donde le rogaba al doctor que renunciase a sus visitas cotidianas al restorán Babilonia, al champaña y a la vida de libertino que ella sospechaba.
Belarmino, después de saber que el filósofo hablaría ante señoras, ya no tenía interés ninguno en oírle. Pero se dejó llevar, con resignada indiferencia. Toda la tramoya había estado tan hábilmente desarrollada, que Belarmino, a pesar de su sagacidad instintiva, no sospechaba ser víctima de un engaño.
Palabra del Dia
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