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Actualizado: 17 de mayo de 2025
A su hijo le llevaba regalitos sin fin, corbatas que no usaba, botonaduras que no se ponía nunca. Jacinta recibía con gozo lo que su suegra llevaba para ella, y lo iba trasmitiendo a sus hermanas solteras y casadas, menos ciertas cosas cuyo traspaso no le permitían. Por la ropa blanca y por la mantelería tenía la señora de Santa Cruz verdadera pasión.
Te conviene una tranquilidad absoluta, renunciar a los deseos vehementes, a las cavilaciones que la no satisfacción de ellos te produce; viajar menos, ahogar todo apetito loco de los sentidos, renunciar a todos los excitantes malsanos; no me refiero solamente al café y al té, sino más principalmente a los excitantes imaginativos e ideales; huir de las emociones, y cortarte la coleta de banderillero, con intención de no dejártela crecer más; trazar una raya en tu vida y decir: «ni Cristo pasó de la Cruz, ni yo paso de aquí». Si tuvieras treinta o treinta y cinco años, te aconsejaría que te casaras; pero más vale que te hagas la cuenta de que por reciente providencia judicial... o divina, han desaparecido todas las mujeres que hay en el mundo, casadas, solteras y viudas...
Por de pronto, los hombres de cierta pasta..., como la de ese, son una calamidad para maridos de las mujeres a quienes han amado solteras: la razón es que los hábitos adquiridos en el mundo en que han vivido los hace incompatibles con lo que se llama, muy fundadamente, «prosa de la vida conyugal». Comienzan por desencantarse y por aburrirse, y acaban por desviarse... Es ley infalible: la cabra tira al monte... Y lo que digo del hombre de esas condiciones, es aplicable a la mujer... de las tuyas. ¿Amas a Pepe Guzmán?
A la pálida luz del astro nocturno columbré los principales edificios: el convento de los franciscanos, pesado y sombrío; la iglesia del Cristo con su arrogante cúpula; la Parroquia, la Casa Municipal, y a la derecha, en el montecillo, en una loma, siempre tapizada de mullido césped, la capilla de San Antonio, donde las muchachas solteras y sin galán iban a rezar y a decir aquello de
Si por nuestro dinero, dirán, no podemos pagarnos maridos de confianza, más nos vale quedarnos solteras. Habrá que avisar también á Vesín. Su concurso nos ha sido muy útil y es justo que sea de los primeros en saber el éxito de nuestros esfuerzos. Y prevendremos en seguida á mi madre de que todo va por buen camino, dijo Jacobo.
Las dos hijas solteras que se encontraban en el círculo de los tertulios pasaban ya de los treinta, y vestían el traje con que iban a representar, lo mismo que la nieta. Estaba también el padre de ésta, viudo, hijo de la señora, y que no habitaba la casa porque sus costumbres independientes no se compadecían con el régimen austero que allí se observaba.
Además, una señora casada puede permitirse ciertas cosas, que en el traje de las solteras.... Por eso hizo bien Perico en no comprarte aquel abrigo bordado de cuentas de colores que se te antojó. Era muy llamativo. No hay nada de eso... era distinguidísimo.... ¿qué entiendes tú de esas cosas? Yo, nada respondía Lucía risueña.
Tenían, además, la ventaja de satisfacer curiosidades sobre el estado civil de las mujeres, pues las solteras acostumbraban ponerse las flores al lado izquierdo de la cabeza y las casadas al derecho.
No, Ricardo, yo no puedo considerarla con tu criterio, esto es todo; creo que es una mujer, y nada más; y así, la juzgo como a todas... igualita a todas: las novias, o las solteras en un grupo: buenas, amables, sencillas, modestas, etcétera... preparándose a formar el otro grupo, ¡el antitético!
No dejaba de frecuentar las casas honradas, conversaba con las viudas, bailaba con las solteras y tocaba en ocasiones el piano de una manera aceptable; no hablaba, en fin, de caballos a la moda. Estos méritos, bastante raros por cierto entre los jóvenes millonarios del faubourg, le concillaban la benevolencia de las damas.
Palabra del Dia
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