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Actualizado: 17 de junio de 2025


Señora, no lo dude usted un momento. Pues bien, hija mía, se te ofrece la ocasión dijo la anciana dama con solemne acento de mostrarme tu gratitud; empéñame tu palabra de señorita, y de señorita de noble clase, de que lo que te acabo de manifestar será para siempre un secreto a guardar entre las dos. Empeño a usted mi palabra.

Marchar á pié á la última morada conduciendo un sér amado, y ofreciendo su dolor al público indiferente en tan solemne trance, es una terrible lucha que necesariamente ha de producir, ó una muerte al alma, ó una indiferencia glacial: no hay medio.

Rió él ingeniero del tono solemne de la muchacha y acabó por besar su mano. Pero la miraba con la bondad protectora de las personas mayores que se complacen celebrando las malicias de una niña traviesa, y esto pareció contrariar á la hija de Rojas. Acabaré por reñir con usted. Se empeña en tratarme como una muchachita, cuando soy la primera dama del país, la princesa doña Flor de Río Negro.

Baste saber que el 13 de agosto no quedó en Lima títere que no concurriese a la Plaza mayor, en la que estaban formadas las tropas regulares y milicias cívicas. Después de degradados con el solemne ceremonial de las ordenanzas militares los oficiales Ruda y Pulido, pasaron junto con nueve de sus cómplices a balancearse en la horca, alzada frente al callejón de Petateros.

Además ¿no hay también horas menos ruidosas? Cuando Gertrudis dice: «Juan, ven a cantar», se sientan juiciosamente uno al lado del otro en el emparrado, o cuando se pasean lentamente a la orilla del riachuelo; y cuando Martín ha encendido su pipa y está dispuesto a escucharlos, sus voces resuenan claras y vibrantes en la sombra de la noche. Bien pronto llegan instantes de solemne encanto.

La gran campana de Nuestra Señora de Paris, la mayor que hay en Francia, pesa treinta mil libras, ó sea mil doscientas arrobas. Como la María de Sevilla, sólo deja oir su voz grave y solemne en los grandes sucesos, ó en las grandes festividades. Pero aún no he hablado de una de las curiosidades más notables que se encuentran en este curiosísimo monumento.

No había que pensar en matrimonio: esto lo juzgaba solemne dislate, no solamente por las ventajas que otra unión podía reportarle, sino porque se echaba para siempre sobre los hombros la carga de toda la familia. Y sin considerar que era la hija de su hermano, una pobre niña ignorante que le respetaba en calidad de tío y de caballero, pensó en otra cosa.

Así que, después de descansar unos minutos en los bancos de una taberna, se encaminaron a la iglesia, donde les dijeron que iba a comenzar pronto la solemne misa cantada. Sus figuras, un poco raras, aunque científicas, no dejaban de llamar la atención en el pueblo, aunque estuviese éste tan próximo a Madrid.

Cuatro ó cinco días permanecieron aún los japoneses en Sevilla, siendo siempre seguidos por multitud de personas á todos los lugares que visitaban, abandonando después la ciudad, de la que salieron bien satisfechos. «Agasajados los embajadores dice el señor Guichot pasaron á la corte, donde el rey les dió solemne audiencia y los encaminó á Roma, donde llegaron ya muy entrado el año siguiente.

Apenas ha entrado al servicio de su rival, se le presenta la ocasión oportuna de ejecutar su proyecto. Don Diego se ha reconciliado otra vez con Elvira y viene á buscarla para llevarla á su casa, desde la cual puede ver una procesión solemne que ha de pasar por allí.

Palabra del Dia

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