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Actualizado: 27 de mayo de 2025


A medida que adelantaban por el largo canal subterráneo, calor sofocante anunciaba el paso de las sobras de la Reja Grande, un raudal hirviente, cuya temperatura subía más aún en aquella prisión.

Con asombrosa facilidad se llevaba la flor natural destinada á la oda heroica, la copa de oro del romance amoroso, el par de estatuas dedicadas al más completo estudio histórico, el busto de mármol para la mejor leyenda en prosa, y hasta el «bronce de arte» recompensa del estudio filológico. Los demás sólo podían aspirar á las sobras.

Me atormenta la idea de que él sería feliz con los sobras de mi mesa, con lo que comen los domésticos, ¡quién sabe si con lo que le dan al perro! Y Valeria y Clorinda, al ver mis lágrimas, no pueden explicarse un dolor tan insistente.

Pero los socorros disminuyeron así como se fue borrando el recuerdo de la desgracia, y la madre tuvo que buscar trabajo en casas extrañas, servir como asistenta, y volver de noche a su tugurio con sobras de comida en la cesta, que servían para alimentar al pequeño. Entonces fue cuando Maltrana entró en el Hospicio. Una señora en cuya casa trabajaba la madre se apiadó del huérfano del albañil.

Para realizarlo simulaba a la hora de comer una jaqueca y se quedaba en su cuarto; y cuando la familia se hallaba reunida en el comedor bajaba muy despacito a la cocina, y allí se estaba todo el tiempo que duraba la comida, sirviéndose por misma las sobras de la mesa, con sorpresa y admiración de la servidumbre.

Pues aunque te tengo dicho que no me traigas sobras de ninguna casa, pues prefiero la miseria que me ha enviado Dios, a chupar huesos de otras mesas... como te conozco, no dudo que habrás traído algo. ¿Dónde tienes la cesta?».

Voy, pues, a ver si los relato, y si consigo, no adoctrinar ni enseñar nada, sino divertir algunos momentos o interesar a quien me lea. Hace ya muchos años, el vizconde y yo, jóvenes entonces ambos, vivíamos en la hermosa ciudad de Río de Janeiro, capital del Brasil, de la que estábamos encantados y se nos antojaba un paraíso, a pesar de ciertos inconvenientes, faltas y aun sobras.

Dio Juliana las explicaciones que su súbdita le pedía, sin herir a Nina ni ponerla en mal lugar, demostrando en esto finísimo tacto. «Y quedasteis... en que no puede venir a verme, por temor a que nos contagie de esa peste asquerosa. Has hecho bien. Si no es por ti, me vería expuesta, sabe Dios, a que se nos pegara la pestilencia... Quedasteis también en que recogería las sobras de la comida.

Todas le dieron sobras de amor, escoria de los sentidos; pocas recordaba que no le hiciesen reír o avergonzarse.

Los pobres tenian como declarado en la regla de S. Benito un derecho que por su singularidad merece mencionarse: para que no les faltase alimento, estaba terminantemente prohibido que ningun monge cediese á otro parte de su comida ó cena; de esta suerte, las sobras que dejaban los desganados ó de estómago pequeño llegaban intactas á los mendigos que socorria el monasterio.

Palabra del Dia

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