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Actualizado: 11 de junio de 2025
El joven había lanzado un voto redondo, al mismo tiempo que una cosa enorme y pesada pasó silbando como un proyectil por encima de la mesa, haciendo desaparecer la cabeza de Tono, el cual vaciló y se agarró a los tableros, doblándose sobre una rodilla.
Como no vimos la bala, comenzamos á reir satisfechos y hasta orgullosos de que nos avisasen tan ruidosamente. Otro cañonazo, pero esta vez con malicia. Nos pareció que un gran pájaro pasaba silbando sobre la barca, y la antena se vino abajo con el cordaje roto y la vela desgarrada. Nos habían desarbolado, y al caer el aparejo le rompió una pierna á uno de la tripulación.
Por entre estos residuos de pasada grandeza andaba el último vástago de los Ulloas, con las manos en los bolsillos, silbando distraídamente como quien no sabe qué hacer del tiempo. La presencia de Julián le dio la solución del problema.
Y silbando fagina y después retreta llegó hasta el prado, dejó la macona en el suelo y se puso á segar el verde. Pronto se le olvidó el caso de Demetria y volvieron á su imaginación las dulces memorias del país donde florecen los naranjos. Una soleá muy gitana se le escapó de la garganta. Y como allí no podía oirle su abuela, cantó con todo el aliento de sus pulmones.
Excusado me parece ponderar el efecto que en un hombre de carácter enérgico y además acostumbrado al mando harían las insolencias de aquel rapazuelo montaraz y deslenguado. Afortunadamente para entrambos cuidó muy bien el muchacho de no ponerse á tiro, y silbando á su ganado, desapareció por el bosque. Ese tuno debe tener metida en su cuerpecillo toda entera una legión de diablos.
Los quintos salían de un cuartel próximo, derechos, muy abotonados de uniforme, las orejas coloradas con tanto frotárselas en las abluciones matinales, el cogote afeitado al rape, las manos en los bolsillos del pantalón, silbando alguna tonada.
Por si acaso, habrá que evitarlo en lo posible. Dos o tres balas pasaron silbando y fueron a estrellarse en el suelo. ¡Rendíos! dijo la voz de Belcha, por entre unos manzanos. Venid a cogernos gritó Martín, y vió que uno le apuntaba en el monte, desde cerca de un árbol; él apuntó a su vez, y los dos tiros sonaron casi simultáneamente.
De pronto se elevó una ligera humareda, brilló un relámpago, resonó un ruido sordo y una bala silbando pasó cerca del bauprés de El Gavilán. La corbeta empieza a hablar dijo Kernok , es nuestro pabellón el que quiere ver, ¡la curiosa! ¿Cuál hay que izar? preguntó Zeli. Este contestó Kernok , porque hay que ser galante.
El tren del Norte pasaba, resoplando y silbando... Quilito sintió frío y se abrochó el gabán; un calambre del estómago le hizo recordar que no había comido aquel día.
En la cabaña, donde alguien velaba, ardían unas luces; Edmundo no se acostó aquella noche ni León tampoco; éste bebió a discreción y relató gustosamente su aventura de un modo invariable, terminándola con la calificación característica del recién nacido; esto parecía ponerle a salvo de cualquier acusación injusta de sensibilidad, y León no era hombre de debilidades... Después que todos se hubieron acostado, llegose hasta el río, silbando con aire indiferente.
Palabra del Dia
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