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Echa primero la viga de tu ojo, y entonces mirarás en echar la mota del ojo de tu hermano. 7 Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; tocad, y se os abrirá. 8 Porque cualquiera que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que toca, se le abre. 9 ¿Qué hombre hay de vosotros, a quien si su hijo pidiere pan, le dará una piedra? 10 ¿Y si le pidiere un pez, le dará una serpiente?

Guzmán hace en África prodigios de valor, y su fama se extiende de tal modo, que excita la envidia del Monarca mahometano, por cuya razón resuelve éste deshacerse de él, y con tal propósito, le encarga que muerte á una horrible serpiente, contra la cual se han estrellado los esfuerzos y las vidas de todos sus perseguidores.

Aquello era un dolor y un horror; tener que renunciar con severidad israelítica al jamón extremeño, rosado y aromático, y al salchichón de Génova, matizado como un mosaico, o exponerse a tragar el endiablado microbio que el atribulado Fernandito seguía con la imaginación en todas sus transformaciones, viéndole alargarse, alargarse hasta convertirse en tenia, y engordar, engordar luego hasta trocarse a costa de los jugos de su estómago en una serpiente boa, igual a las que había visto tragarse gallinas y conejos y aun cabritos, con la facilidad con que se tragaba él, una tras otras, un barrilito entero de aceitunas sevillanas.

Y, levantándose, dejó de comer y fue a quitar la cubierta de la primera imagen, que mostró ser la de San Jorge puesto a caballo, con una serpiente enroscada a los pies y la lanza atravesada por la boca, con la fiereza que suele pintarse. Toda la imagen parecía una ascua de oro, como suele decirse.

17 Será Dan serpiente junto al camino, cerasta junto a la senda, que muerde los talones de los caballos, y hace caer por detrás al cabalgador de ellos. 18 Tu salud esperé, oh SE

Míreme usted bien. , señora. Por lo que en París nos dijeron, ha sido un milagro. Un milagro del cariño y del amor, señora. ¡La condesa, mi madre, es tan buena! ¡Mi marido me quiere tanto! ¡Ah!... ¡Qué niño tan lindo ése que juega allí bajó! ¿Es de usted, señora? Germana se levantó del banco, miró a la viuda y retrocedió atemorizada, como si hubiese pisado una serpiente.

Pudiera ser también, y sin duda lo era aunque se lo ocultaba á propia, y palidecía cuando luchaba por salir de su corazón como una serpiente de su agujero, pudiera ser también que otro sentimiento la hiciera permanecer en el lugar que tan funesto le había sido.

Cuando las columnas de soldados extranjeros, semejantes á larga serpiente que se escurre por una rendija, llenaron el desfiladero, oyóse un grito y desplomóse un diluvio de peñascos sobre la muchedumbre que pasaba por debajo.

Detrás del señorón venían tres guerreros con cascos de madera, uno con forma de cabeza de serpiente, y otro de lobo, y otro de tigre, y por afuera la piel, pero con el casco de modo que se les viese encima de la oreja las tres rayas que eran entonces la señal del valor.

El final de la historia no era más tranquilizador. La serpiente acababa por morder en el corazón á la princesa, y la desdichada descendía con el peso de su pecado á los infiernos. Vamos, hija mía dijo el confesor tras una pausa, para recobrar su sonrisa después de la historia horripilante. eres más buena que la princesa: no querrás perder tu alma ocultando las faltas al confesor.