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Actualizado: 3 de octubre de 2025


Claro que lo ha dicho en broma, como podréis comprender; pero en este mundo especial se toman las palabras en serio. ¡Qué supina ignorancia y sencillez es la de estas muchachas! Hay quien ha oído disputar a dos jóvenes de diez y seis años sobre la nobleza de su origen y la categoría social de sus respectivas familias.

No había más que ver a aquel jinete para clasificarlo entre los que, sirviéndonos de una palabra de la época, llamaremos lechuguinos. Era un joven que aparentaba tener unos veinticuatro años, y vestía con estudiada sencillez, que revelaba en él esos hábitos aristocráticos que se adquieren desde la cuna y que no puede crear la educación en aquellos que no los posean ya de un modo natural.

Allí falta en general la verdadera elegancia, la que consiste en la sencillez y el gusto delicado, y hasta en el modo de insinuarse las gentes de la clase media y de las masas hay un fondo de grosería y de insolencia, no qué de tosco y áspero que repele y produce disgusto.

Esas obligaciones, caso de haberlas, me toca reconocerlas a . Yo le hubiese escrito.... Tu carta objetó con sencillez Lucía no le hubiera servido de consuelo, la mía ; y como no era cuestión de hacer cumplidos, sino de....

Dupont explicaba su conducta cuando le hablaban de este suceso con una sencillez que daba espanto: «Primero, la Fe; después, la Ciencia, que algunas veces hace grandes cosas, pero es porque se lo permite Dios».

«En vosotros, la fe religiosa de los santos, la esperanza invicta de los creyentes, la caridad perfecta de Cristo, triunfa sobre los príncipes del mundo.» ¿No es admirable de sencillez y de claridad? Nada de autoridad ni potencia política. Fe, esperanza y caridad, esto es, amor gracioso y no debido.

No le ofenda la ingenua sencillez de quien le profesa tanto amor como respeto y si quiere creer en la sinceridad de este pobre corazón que ya es suyo por entero, permítame que le manifieste de palabra toda la ternura y veneración que siento por usted. »Por favor, señorita, déjeme ver de cerca a mi ídolo.

Doña Mercedes evitaba las visitas á la princesa. Su sencillez de buena creyente la hacía sentir miedo por las reinas que duran siglos y por aquellos salones obscuros con muebles viejos que parecían palpitar á impulsos de una vida misteriosa. Prefería la conversación plácida y saludable con los sacerdotes mantenidos por ella.

El niño volvió entonces al público los cándidos ojos, con esa mirada vaga de la inocencia que parece investigar siempre algo ignorado, y prosiguió con tristeza que conmovía y sencillez que llegaba al alma: Dicen que el mundo es un jardín ameno, Y que áspides oculta ese jardín... Que hay frutos dulces de mortal veneno, Que el mar del mundo está de escollos lleno... ¿Y por qué estará así?

-Eso no es el mío -respondió Sancho-: digo, que no tiene nada de bellaco; antes tiene una alma como un cántaro: no sabe hacer mal a nadie, sino bien a todos, ni tiene malicia alguna: un niño le hará entender que es de noche en la mitad del día; y por esta sencillez le quiero como a las telas de mi corazón, y no me amaño a dejarle, por más disparates que haga.

Palabra del Dia

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