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Actualizado: 3 de julio de 2025
Con todo lo expuesto me parece que dejo demostrado que la escena de seducción entre la Duquesa e Ignacio, lejos de ser pecaminosa es ejemplar y edificante. Y dejo demostrado también que no se sigue de que haya hoy duquesas tan seductoras que haya mayor corrupción en una clase de la sociedad que otras, ni en la época presente que en las pasadas.
Consecuencias precisas de esta febril concomitancia con un personaje a quien adornado suponía de seductoras cualidades, fueron un desdén muy vivo hacia el pobre Miquis y una vergüenza de las escenas de aquel día.
Los obstáculos resultaban blandos, todo se arreglaba con prodigiosa facilidad; los hombres podían caminar á saltos. Pero horas después, cuando su pensamiento quedó limpio de nubes seductoras, sintió miedo acordándose de su padre. ¿Cómo le recibiría al verle llegar?... ¿Qué excusa darle de su presencia en Nápoles?... Tembló evocando la imagen de su ceño fruncido y sus ojos irritados.
En su condición de alieni juris hubo de sufrir la acción directa y constante de su dueño y señor, y sujetarse en un todo a su omnímoda voluntad. ¡Adiós cenas opíparas con mariscos y vino de Rueda en el café de la Marina! ¡Adiós caza de la liebre con Fermo el carnicero y Marcelino el tallista! ¡Adiós noches seductoras de tresillo! ¡Tardes de paz y de dicha en el lagar de Sebastián de la Puente, adiós!
La primera contestación de Santa Cruz fue romper a reír. Su mujer le tapaba la boca para que no alborotase. Después el muy tunante empezó a razonar sus explicaciones, revistiéndolas de formas seductoras. ¡Pero qué huecas le parecieron a Jacinta, que en las dialécticas del corazón era más maestra que él por saber amar de veras!
Era D'Orsel de la misma edad que su antiguo camarada, aunque su cabello rubio y su rostro afeitado eran parte a que representara algunos años menos. Tenía buen tipo, vestía muy bien, distinguíanle maneras seductoras por lo cultas, y un dandismo inveterado en los gestos y en las palabras, que constituían un atractivo real.
Su piel blanca, de una suavidad de flor, sus ojos húmedos y brillantes de animalillo dulce, su cuerpo esbelto y hasta la suavidad de sus manos, la separaban, como si fuese de una raza distinta, de aquellas compañeras negruzcas, seductoras por su juventud, enérgicas y guapotas, pero que parecían talladas a hachazos.
La acusación se refleja con vibrante intensidad en las páginas para mí siempre llenas de un sugestivo encanto del más amable entre los maestros del espíritu moderno; en las seductoras páginas de Renán, a cuya autoridad ya me habéis oído varias veces referirme y de quien pienso volver a hablaros a menudo. Leed a Renán, aquellos de vosotros que lo ignoréis todavía, y habréis de amarle como yo.
Las de la hermana San Sulpicio eran ideales; no excesivamente pequeñas, pues éstas antes me causan repugnancia que placer, de piel tersa y levemente sonrosada, macizas, de dedos bien torneados aunque no afilados en demasía. Con la mente estaba mandando mil besos a aquellas manos seductoras. ¡Jesú, qué guitarriyo tan cruel! exclamó sacudiéndolo con impaciencia. ¿De quién ha sido el hallazgo?
Prepárase una magnífica fiesta, á la que acude Crisanto en compañía de frívolas doncellas; pero el mancebo, inspirado por Dios, alcanza con sus fervientes oraciones que sus seductoras se queden profundamente dormidas.
Palabra del Dia
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