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Actualizado: 7 de noviembre de 2025


Maximiliano buscaba una fórmula para pedirle perdón sin menoscabo de su dignidad de señorito. Sentíase con impulsos de protección hacia ella. Verdad que habían jugado juntos; que el año anterior, a pesar de la diferencia de edades, eran tan niños el uno como el otro, y se entretenían en enredos inocentes. Pero ya las cosas habían cambiado.

Aunque éstas no fuesen más que imaginaciones que vivían ocultas y satisfechas en el magín de nuestro señorito, todavía lograron trasladarse un tanto á la vida real por la fuerza de la costumbre y la huella que iban dejando en su espíritu.

Estoy seguro, sin embargo, de que las señoras preferirían estar reducidas á pedir limosna á ver al señorito donde está. Eso no admite duda, Giraud. Pero, volviendo á Sorege, ¿sus relaciones con Jacobo eran menos asiduas en los últimos tiempos?

Esta podía sustraérsele, pero Petra dijo que a tanto no se comprometía, que aquello de andar llaves en el ajo era delicado y podía comprometerla. Lo mejor era que el señorito saltase por la pared. Justamente don Álvaro tenía las piernas muy largas.

¿Y quién es Pablo? Ese señorito ciego, a quien usted encontró en la Terrible. Yo soy su lazarillo desde hace año y medio. Le llevo a todas partes; nos vamos por esos campos paseando. Parece buen muchacho ese Pablo. La Nela se detuvo otra vez mirando al doctor. Con el rostro resplandeciente de entusiasmo, exclamó: ¡Madre de Dios! Es lo mejor que hay en el mundo. ¡Pobre amito mío!

Pero el paso fue terrible, y los chillidos de Papitos se oyeron en toda la vecindad. Salió despavorida del cuarto del señorito, y él detrás, frío y resuelto, como si fuera a hacer la cosa más natural del mundo.

En cambio el partido católico tiene consigo toda la riqueza del país y toda la aristocracia, pero le hacen falta jóvenes, por lo cual no es difícil que un muchacho de valer como usted logre distinguirse pronto... Créame á , señorito, créame á ... Es el Evangelio lo que usted está oyendo.

El señorito lo tenía todo a su tiempo y en su sitio como siempre. Ya podía vivir sin la señora. El Magistral salía y entraba sin temor de interrogatorios insidiosos; si volvía tarde, no importaba. Todo, todo le sonreía. ¡Ojalá fuera eterno el verano!

, hombre..., que se deja querer, vamos.... Y para casarse, no es cosa de broma que la mujer las gaste con el primero que llega. ¿Quién lo duda, señorito? La prenda más esencial en la mujer es la honestidad y el recato. Pero no hay que fiarse de apariencias. La señorita Rita tiene el genio así, franco y alegre....

Por lo demás, tan amigos, y si el señorito, don Álvaro, la necesitaba, allí la tenía, porque la ley era ley; y en lo tocante a callar, un sepulcro. Que ella lo había hecho por afición a una persona, que no había por qué ocultarlo, y por lástima de otra, casada con un viejo chocho, inútil y chiflao que era una compasión. Petra engañó otra vez a Mesía.

Palabra del Dia

regocijándose

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