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Actualizado: 14 de junio de 2025
Tengo en proyecto un casamiento que puede salvarme: un matrimonio con persona rica, pero que no es de nuestra clase, sino de un origen bajo. ¿Qué debo hacer?... Esperaba en su tía un movimiento de sorpresa, de curiosidad. Tal vez el anuncio de su casamiento la ablandase.
Las lanchas atracaban difícilmente; pero a pesar de esto, una vez trasbordados los heridos, el embarco fue fácil, porque los marineros se precipitaban en ellas deslizándose por una cuerda, o arrojándose de un salto. Muchos se echaban al agua para alcanzarlas a nado. Por mi imaginación cruzó como un problema terrible la idea de cuál de aquellos dos procedimientos emplearía para salvarme.
¡Salvarme, quiero salvarme! gritó Ana de repente volviendo a la realidad ... quiero volver a nuestro verano, al verano dulce, tranquilo... sí, tranquilo al cabo; a nuestro hablar sin fin de Dios, del cielo, del alma enamorada de las ideas de arriba... sí, quiero que mi hermano me salve, que Teresa me ilumine, que el espejo de su vida no se obscurezca a mis ojos, que Dios me acaricie el alma.... Fermín, esto es confesar... aquí... no importa el lugar; donde quiera... sí, confesar....
¿Pues entonces quién es la persona de quien dice que debo salvarme? Yo no quiero salvarme de nadie. La buscaré y nos veremos las caras. No se exalte usted, señor Pedro Lobo replicó la dueña . No hay motivo ni posibilidad de que usted tenga nuevo lance. El aviso de mi señora se funda.... ¿En qué se funda?
¡Qué sensación tan extraña! dijo contemplándose en aquella actitud, el acero está tan frío, que parece recibirse el beso de una muerta... Pensar que sólo con mover el dedo ya está todo concluído... pero, no aquí; sería muy cruel para ellos, mis viejos queridos del alma, que ahora mismo, allá abajo, sufren la inmensa pena que les he causado, y se esfuerzan por salvarme.
Hombre, me alegro mucho exclamó Camba ; tengo una cita galante con una bailarina, con la... y pronunció uno de esos nombres radiantes, cascabeleros, armados de voluptuosidad, que, desde los carteles teatrales, hacen latir violentamente a los corazones de veinte años . Estaba muy triste, porque no podía ir por el estado ruinoso de mi deshabillé. Pero tú has venido a salvarme.
Se calló para poder respirar y tomar aliento, y noté que hasta sus labios estaban blancos y temblaba de pies a cabeza. Felizmente continuó al fin, pudo usted salvarme; de otro modo, el complot habría tenido éxito en todos conceptos.
En vez de ayudarme, tiraban de la cuerda para estrangularme más pronto. Me veían devorada por la usura, y no eran para ofrecerme un préstamo en buenas condiciones. Ellos pudieron salvarme y me dejaron perecer.
Lea no respondió. ¡Sin duda te han asegurado la impunidad! ¿Pero cómo es eso posible? Lea Peralli viva supone Juana Baud enterrada. Y si es Lea quien la mató, no fué Jacobo de Freneuse. ¿De qué modo, por qué prodigio se establecerá la inocencia del uno y se salvará al mismo tiempo á la otra? Lea respondió con acento dolorido: ¿Y quién permite á usted creer que yo quiero salvarme?
Se repuso un poco, gracias a un prodigioso esfuerzo, que no pudo ocultar, y me respondió solamente: Estoy muy cansada. Entonces me asaltó un horrible remordimiento. Soy un miserable exclamé, sin corazón y sin sentimientos honrados. No supe salvarme; viene usted a mí y la pierdo.
Palabra del Dia
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