Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 14 de julio de 2025


Dirigió la mente a ciertas ideas confusas de su tierna niñez; pero aquellas ideas estaban tan borradas, tan lejanas, que poco o ningún alivio encontró en ellas. De Dios no quedaba en él más que un nombre. Era como un rótulo escrito sobre un arca vacía, de la cual, pieza por pieza, han ido sacando los ricos tesoros.

A ver, señor Fermín decía sacando el viejo a la gran explanada que se extendía frente a las casas de Marchamalo, que casi formaban un pueblo. Eche usted una voz de mando; pero con arrogancia, como cuando era usted de los rojos y marchaba de partida por la sierra.

¿Que no es vuestro sobrino? No, señor. ¿Pues por qué se nombra vuestro sobrino? El cree que lo es. Decidme lo que sabéis acerca de ese joven. Os voy á confesar un terrible secreto de familia dijo Montiño sacando con miedo la carta de su hermano Pedro, que había traído para él la noche anterior el joven. Yo guardaré ese secreto bajo confesión dijo el fraile.

Después que hubo cortado, a su juicio, las suficientes flores, fue a sentarse en un banco de piedra a la sombra, y poniendo el cesto a su lado y sacando un ovillo de hilo, se dispuso con gran calma a hacer un ramillete. Tomó primero una magnífica rosa blanca de las llamadas de , le quitó todas las espinas y foliolos y ató en torno suyo una serie de hojas de malva.

Señora, honran sobre manera a su sexo, pero es preciso también considerar los sentimientos, la situación de una madre, y, al propio tiempo, mi misma situación. El coronel hizo aquí una pausa y, sacando un pañuelo blanco, lo pasó descuidadamente sobre su pecho y luego se sonrió cínicamente a través de sus bordados pliegues.

La marquesa levantó la tapa del secrétaire, y sacando el documento escrito por ella misma la noche antes, púsoselo a Jacobo ante los ojos, diciendo con su sonrisa habitual, tan franca y tan simpática: Con firmar este papel estamos ya del otro lado.

Y sacando el bolsillo el funesto papel arrancado a la mosca el día antes, púsolo ante los ojos de Tapón, dilatados por el espanto, y tornó a gritarle lívido de ira: ¿Conoces esto?...

¿Qué haces, pícaro? exclamó el caballero alzándose bruscamente y mirándole con afectada severidad. El chico, aterrado, se dio a la fuga. La niña reía: sus carcajadas sonaban frescas y cristalinas como el gorjeo de los pájaros. ¡A ése! ¡a ése...! ¡Al ladrón! gritaba Reynoso. Luego, sacando del bolsillo un caramelo, se lo dio a la niña diciendo: , que eres buena, toma. A ese tunante nada.

Manolita, una chatilla de ojos negros y boca grande con dientes preciosos, preguntó a León qué hora era. Este, sacando el reloj, respondió que las diez y cuarto. El reloj del conde estaba parado: eran ya cerca de las doce. Esta equivocación hizo gozar vivamente a las niñas. Manolita, sobre todo, quería desvestirse de risa.

Entonces... el marqués de Moraima, que estaba en un palco, se vio, sin saber cómo, detrás de la barrera, entre los mozos, que corrían con la agitación de la accidentada lidia, y cerca del maestro, que preparaba su muleta con cierta calma, como queriendo retardar el momento de verse frente a frente con un animal de tanto poder. «¡Coronel!», gritó el marqués sacando medio cuerpo fuera de la barrera y golpeando las tablas con las manos.

Palabra del Dia

malignas

Otros Mirando