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Ademas, sabíamos que en el lago las borrascas eran casi siempre repentinas y peligrosas para frágiles barcas. Por lo demas, era tal nuestro encanto á la vista de las maravillas naturales que nos rodeaban, que en breve nos faltó tiempo y espíritu para tener miedo.

Estaba lejos de la conversación y de la misma Charito. ¿Para qué había venido? Embargada por las influencias que la rodeaban asiduamente en casa de las Aliaga y viviendo como envuelta por una atmósfera de pasión y de encantamiento, la compañía de su "leal amiga" era algo que carecía de significación.

Decian los indios que les habia hecho grandes daños; porque cuando se bañaban, esta y otras de su especie, les rodeaban el cuerpo con la cola, y hundiéndolos en el agua, sin saber los indios lo que les sucedia, se los comian. Medí esta serpiente con mucho cuidado, y dividida despues por los indios en pedazos, se la llevaron á sus casas, y se la comieron cocida y asada.

Pensó en su familia, en las desgracias y peligros que le rodeaban, en la dificultad de volver á encontrar á los suyos... Como si la música tirase de él, descendió poco á poco al piso bajo. ¡Qué artista aquel hombre altivamente burlón! ¡Qué alma la suya!... Los alemanes engañaban á primera vista con su exterior rudo y su disciplina, que les hacía cometer sin escrúpulo las mayores atrocidades.

Jamás creyó mi padre que la Revolución le impidiera guardar fidelidad al honor de su bandera. Una casita en el campo medio arruinada y quinientos pesos de renta, no eran lo suficiente para sostener con algo de holgura a su esposa y a los muchos hijos que rodeaban la mesa a la hora de comer.

En torno de aquellos hogares humeantes moraban muchos seres que no habían tenido la curiosidad perversa de bajar a la calle para verme pasar, y que ahora tampoco rodeaban el patíbulo para verme morir. Me sentí profundamente conmovido.

Doña Manuela iba entre tanto sometiéndose mansamente a la influencia de Tirso: su carácter débil aceptó la inclinación que éste quiso darle, como hubiera tolerado cualquier otra. Nadie hasta entonces la dijo lo que su pensamiento había de acoger o rechazar, y fue indiferente en religión por serlo los que la rodeaban, que a ser fanáticos en cualquier sentido, fuéralo ella también.

Estas vacas y estas ovejas que puedo matar y comer las trajeron ellos también. La galleta que me llevo a la boca procede del trigo que ellos sembraron los primeros». Y no podía moverme en mi pobreza sin encontrar que las pocas comodidades que me rodeaban las debía a los atrevidos españoles que avanzaron y murieron en el desierto para que un día pudiese yo avanzar a mi vez.

No se atrevía a darles «otras cosas» que gustaban a aquellos animaluchos, capaces de tragarse a su propia madre; tenía demasiada conciencia para eso. Entusiasmábase al detallar las abundancias que la rodeaban. Pan, a montones; había día que llenaba de mendrugos dos talegos, y hasta las gallinas, hartas, no querían más. Por las mañanas, al levantarse, el rico café.

La mesa de la votación con sus cuartillas, sus trece tinteros, convenientemente separados, y las sillas que rodeaban aquella, más bien la semejaban á la de confección de un periódico que á otra cosa, por más que esa cosa sea tan grave y trascendental para el pueblo, como el nombramiento de su municipio.